jueves, 7 de agosto de 2014

EDITORIAL

La verdad, primera víctima en los niños maltratados


La noticia del maltrato a los niños del albergue de Zamora, por todo lo que se decía y por lo que se sospechaba que escondía, corrió como la amenaza de un enorme huracán social, y morbosamente se quiso destapar una cloaca de podredumbre general, más que ayudar a buscar soluciones de una llaga dolorosa que no hemos podido extirpar de la Sociedad. Cuando los pequeños sufren, son los más pobres y desprotegidos de la Sociedad quienes reclaman respuestas, si no rápidas, sí eficientes. A los días, este hecho ha quedado como agua mansa que fecunda conciencias para hacer revisiones más a cabalidad en los asilos de todas latitudes y responsabilidades.

De variadas formas se sigue vilipendiando a los menores. Por su inocencia y poca capacidad de defensa, se convierten frecuentemente en un botín que los vivales explotan sin remordimiento alguno. Y es que están expuestos a experiencias diferenciadas: quizás cobijados en el cariño y al amparo del hogar, o sufriendo la ausencia cómplice desde edad temprana. Estremece la capacidad para hacerles daño, de parte de gente sin escrúpulos, de lobos disfrazados de ovejas, que tejen una maraña de complicidades sin rubor ni objeción de conciencia.

Los Medios de Comunicación han puesto en la mira a la “Gran Familia”. Hay decires de ida y vuelta, cargados con veneno al detalle. Algunas madres “asustaban” a sus propios retoños con la amenaza de que, “si no te portas bien, te llevo con Mamá Rosa.” ¿Por qué hasta ahora las declaraciones de tantos enterados? ¿Por qué la justicia se administra a cuenta-gotas? ¿Por qué del árbol caído todos hacemos leña? Es una historia que resucita leyendas antiguas.

En la cascada de comentarios vertidos en las Redes Sociales, llega a decirse que esto “puede ser una cortina de humo”, y que la sustancia acaso sea verdad, pero magnificada y llevada “a los grandes noticieros para poder hacer de las suyas en las pretendidas reformas del Gobierno”. Verdad o ficción, el caso es que el pueblo “ya está escamado.” Hay una carrera impresionante en la nueva Tecnología, y la capacidad de manipular y de hacer daño nos asustan y confunden.

Como noticia sensacional, ha sido un round exitoso para los Medios, dados los comentarios morbosos y amarillistas que ha suscitado. Pero no es posible medir con el mismo rasero a instituciones señeras en esto de atender a la niñez. En nuestra ciudad, por ejemplo, existe todo un monumento histórico que sigue hablando de la misericordia del Obispo Cabañas por atender a los niños desamparados de la calle. En el hito siguiente de la Historia se hizo notable la “Ciudad de los Niños” del Padre Cuéllar, en donde la letra, el oficio, la disciplina y la Religión fueron lazos formadores de innumerables púberes que hasta el presente dan testimonio de su formación lograda.

Hoy tenemos un Centro Regional, “La Villa de los Niños”, espacio educativo en las cercanías de Guadalajara, atendido por Religiosas coreanas; un verdadero acicate para la conciencia social. Lo sobresaliente es el tesoro del profundo sentido de familia que todavía existe en buena parte de nuestra Sociedad, no sin defectos, pero siempre en la impostergable tarea de la lucha diaria.

También hay organismos públicos que tienen como tarea la atención jurídica y psicológica de estos chamacos maltratados, aunque algunos los consideren lacra y basura. Nunca es tarde para enmendar la plana. Mas la duda permanece… ¿Por qué no se adaptan medidas a tiempo? ¿Por qué cierta gente puede hacer daño, por años, sin rubor? ¿Por qué la indiferencia de Gobierno y Sociedad ante los abusos?


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