jueves, 7 de agosto de 2014

Festejo a Párrocos

Ser y parecer

En el testimonio de vida va la salvación del Párroco

y de quienes le fueron confiados


Sacerdotes de la Arquidiócesis celebraron al Santo Cura de Ars. El Cardenal Robles manifestó su felicitación, admiración y agradecimiento. Los señores Curas deben estar alertas ante los nuevos retos que representa su misión.


Sonia Gabriela Ceja Ramírez


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El lunes 4 de agosto, día de San Juan María Vianey, Santo Cura de Ars, los Párrocos de la Arquidiócesis de Guadalajara celebraron a su Santo Patrono en el Templo Expiatorio. El festejo inició con el Rezo de la Hora Menor frente a la monumental Custodia.

Posteriormente, los señores Curas, además de Cuasipárrocos, Capellanes y Rectores de Templos, pasaron al Salón de los Adoradores, donde el Padre Daniel Guadalupe Jiménez Cortez, hasta hace poco Vicario Judicial del Tribunal Eclesiástico, les dio algunas orientaciones sobre la atención pastoral a personas en situaciones especiales: madres solteras, matrimonios separados, personas separadas en una nueva unión y que requieren ser atendidas espiritualmente.


Ver siempre por los matrimonios

Y es que, según apuntó el Padre Daniel, en estos tiempos muchas personas se cuestionan si vale la pena el matrimonio, pues señaló que actualmente el Tribunal Eclesiástico analiza por lo menos 2 mil casos de posible nulidad matrimonial, mientras que los datos del INEGI respecto al número de divorcios van en crecimiento. Incluso aseguró que el Sacramento del Matrimonio por la Iglesia es cada vez menos socorrido en la Arquidiócesis, realidad que interpela a apuntalar la Pastoral Familiar, pero también a atender a estas nuevas realidades.

Señaló que, tan sólo de 2012 a la fecha, se introdujeron al Tribunal Eclesiástico 725 nuevas causas de nulidad, situación que comienza desde las familias de origen de quienes contraen matrimonio, que en muchas ocasiones provienen de familias disfuncionales, y muchos de ellos traen desórdenes psicológicos o emocionales, como la adicción a las drogas o al alcohol.

El Padre Jiménez Cortez confió en que el Sínodo sobre Las Familias dará muchos lineamientos.


Cada quien que cumpla su tarea

Citando el Código de Derecho Canónico, el Conferencista afirmó: “El Párroco está obligado a procurar que la Palabra de Dios se anuncie en su integridad a quienes viven en la Parroquia”, incluyendo a quienes viven una situación especial. Añadió que el Párroco “ha de poner también los medios para que los cónyuges y padres sean ayudados en el cumplimiento de sus propios deberes y se fomente la vida cristiana en el seno de las familias”.

Asimismo, aseguró que otra situación frecuente que se da en los nuevos fraccionamientos de la periferia es que muchos señores tienen ahí sus “casas chicas”, lo que representa otra necesidad especial de atención pastoral.

Refirió que “los Pastores de almas están obligados a procurar que la propia comunidad eclesiástica preste a los fieles asistencia para que el estado matrimonial se mantenga en el espíritu cristiano y progrese hacia la perfección” (CDC 1063-1072).

Finalmente, apuntó que el Párroco siempre debe estar a favor del matrimonio, desde ofreciendo una buena preparación pre-sacramental, hasta brindando el acompañamiento necesario a los cónyuges, sin ofrecer la salida fácil de acudir al Tribunal Eclesiástico para buscar la nulidad.


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Vigílate a ti mismo y a tu enseñanza

Posteriormente devino la intervención del Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, quien felicitó a los Párrocos y expresó su admiración y agradecimiento

“Mi admiración, porque les ha tocado ser cabeza de comunidad en tiempos especialmente retadores para nuestra Misión. Mi admiración, porque la cumplen con entusiasmo y con generosidad.

“Mi agradecimiento, porque saben ustedes que el Señor me ha confiado la primera responsabilidad de esta Iglesia, y la siento ampliamente compartida con todos y cada uno de ustedes”, resaltó.

En seguida el señor Cardenal enumeró algunas de las virtudes del Santo Cura de Ars, como su oración constante, su espíritu de austeridad y de penitencia, su obediencia, su celo pastoral, su gran amor para administrar el Sacramento de la Reconciliación, y afirmó que son fuente de inspiración para la conversión pastoral.

Dijo que, si bien en el tiempo de San Juan María Vianey no había en la Iglesia un esquema para la Formación Permanente del Sacerdote, éste siempre se preocupó por configurarse cada vez más con Cristo e ir creciendo cada vez más en su ministerio sacerdotal.


Una labor del día a día

El Cardenal Robles expuso que no es suficiente la preparación que el Sacerdote recibe en el Seminario, como tampoco lo es la formación del Presbiterio que reciben los Clérigos una vez al año, pues el crecimiento tiene que venir, sobre todo, de las actitudes.

“Si somos conscientes de la Gracia que se nos dio en la elección al estado sacerdotal, somos conscientes también de que se nos dio esa Gracia para que nos configuremos cada día más con Quien nos amó, nos eligió, nos ungió y nos envió. Es decir, la Gracia sacerdotal y ministerial no se nos dio acabada, no se nos dio en plenitud como algo ya alcanzado por siempre. La Gracia sacerdotal se nos dio como un camino”.

Advirtió que, “si no se avanza en la configuración con Cristo, se retrocede”. De ahí la importancia de la Formación, pues el Sacerdote que no forma a su comunidad con su testimonio de vida, la deforma. Por tanto, en la Formación va la Salvación, tanto del Sacerdote como de quienes se le han confiado”.


IMG 2057El sano esparcimiento

Después del Mensaje del Arzobispo, tocó el turno al Padre Daniel Hernández Rosales, Ecónomo de la Arquidiócesis, quien anunció que con motivo de la reciente Reforma Fiscal, se ha estado capacitando a los Sacerdotes por Decanatos, pero también se ofrecerá un Curso para los Contadores de las Parroquias, el cual tendrá lugar en la Curia Diocesana.

Posteriormente, los Párrocos participaron en la rifa de algunos obsequios como libros, juegos de plumas y algunos licores otorgados por las Parroquias de Corpus Christi, María Madre de la Iglesia y San Pedro, de Zapopan.

Finalmente, los señores Curas de la Arquidiócesis de Guadalajara compartieron los alimentos y convivieron en fraternal clima.

Asistieron en esta ocasión 185 Párrocos, entre Diocesanos y Religiosos, además del Obispo Auxiliar Juan Humberto Gutiérrez Valencia.


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