Lupita:
Soy una madre de familia desesperada. Tengo cuatro hijos y reconozco que nos hemos dedicado mucho a sacar el dinero necesario y que el tiempo de convivencia familiar no existió durante los primeros años. Mi hijo mayor ha caído en las garras de la drogadicción y dice que no puede dejarla. No sé qué hacer para ayudarlo. A veces, desesperada, quiero gritarle que se largue y no nos haga sufrir más. Pero lo quiero y sé que es bueno. ¿Cómo ayudarlo?
Mónica.
Muy estimada en Cristo, Mónica:
A veces la vida va pasando sin que nos demos cuenta hacia dónde vamos. La experiencia impactante de tener un hijo adicto nos causa desequilibrio en todos sentidos y empezamos a hundirnos. Es por esto necesario aferrarnos a una “tablita de salvación” para poder salir adelante. Fe y Razón conforman esta tablita, que se compone de los siguientes aspectos.
En cuanto a la Fe:
Los padres de familia hemos de tomar conciencia de la necesidad de Dios en nuestras vidas y en la de nuestros hijos. Sin Él, perdemos el faro que ilumina nuestros pasos y caminamos en la oscuridad. Entran a nuestra psique el miedo, la inseguridad, la ansiedad, la depresión, el sinsentido. Es necesario comenzar o reforzar una relación sincera y personal con Dios. Hay que darse tiempo suficiente para orar, meditar y pedir inspiración del Espíritu Santo en la toma de decisiones.
Por amor a tu hijo, a la luz de la Fe reconoce tus propios fallos, tus malos ejemplos, tu egoísmo disfrazado. Tal vez has dado más importancia al dinero que a tu integral responsabilidad y compromiso como madre.
El Poder de Dios puede borrar tu pasado y hacer de ti una nueva persona, capaz de corregir todo error o deficiencia en tu papel como esposa y madre.
En cuanto a la razón:
Debemos prepararnos en torno al tema que nos está afectando. La Luz de Dios ilumina nuestra conciencia; la luz del conocimiento ilumina los pasos concretos a seguir.
1) En primer término, debes hablar con tu familia para hacer un frente común de apoyo a tu hijo. Conscientes de que es necesario proporcionarle medios para su sanación, estudien y elijan juntos unas estrategias para encontrar la forma eficaz de sacarlo adelante. No nieguen u oculten el problema, ya que esto empeora la situación.
2) Hablen serenamente con su hijo diciéndole que lo quieren y que, juntos, pueden ayudarlo; él debe decidir la forma en que se tratará; él debe querer la ayuda. Si todo marcha bien, aceptará sus sugerencias y se comprometerá con su propio tratamiento.
3) Si él no acepta orientación alguna, es necesario poner límites claros, con muchísimo amor. Es importante manejar un lenguaje de bendición; por ejemplo: “Es necesario que te dejes ayudar. Somos tu familia y aquí estamos para eso. Cambiaremos lo que tengamos que cambiar porque tú nos importas más que nada en el mundo. Por tu bien, te damos un plazo para que busques ayuda, y si al terminar este tiempo no quieres salir de tu adicción, entonces deberás marcharte de casa. Pero estaremos para ti siempre que decidas levantarte”.
El dolor es luminoso si sabemos sacar enseñanzas de él. Dios lo permite porque, sin duda, puede obtener muchos bienes. Ustedes saldrán adelante con Su ayuda y podrán convertirse en testigos de Esperanza. Tendrán la experiencia de un Cristo Resucitado.
Con la Fe y la Razón, enfrentemos optimistas todo desafío. El genial Albert Einstein afirmaba: “Hay dos maneras de ver la vida: el creer que no existen los milagros o el pensar que todo es un milagro”.
Lupita Venegas Leiva / Psicóloga Face: lupitavenegasoficial
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