jueves, 28 de agosto de 2014

Irak y Gaza: Genocidios

Genocidio es el exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, religión o política


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Roberto O’Farril Corona


Para el Jurista judío Raphael Lemkin -quien encontró asilo en Estados Unidos en 1939 durante la persecución nazi-, es un delito internacional que comprende “cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal. Estos actos comprenden la matanza y lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo; traslado, por la fuerza, de niños del grupo a otro grupo”. Y para el Sociólogo estadunidense Michael Mann, es “el grado más extremo de violencia intergrupal y el más extremo de todos los actos de limpieza étnica”.


La muerte como opción

Con la persecución contra cristianos en Irak y con la incursión militar de Israel contra Gaza, se han configurado dos genocidios en pleno siglo XXI, y extremadamente devastadores, tanto por el número de víctimas, como por la extrema crueldad de las agresiones.

En Irak, el 16 de julio, miles de cristianos de la Ciudad de Mosul, en Irak, se despertaron viendo una señal en sus puertas con la letra “N” -la inicial de “Nassara”- que significa “Nazarenos”; término referente a los cristianos en algunos países árabes. Además, junto a esta letra había una inscripción: “Propiedad del Estado Islámico”.

Al viernes siguiente, miembros del grupo extremista ISIS repartieron panfletos con tres opciones para los cristianos: la primera, convertirse al Islam; la segunda, pagar al Estado una suma de dinero no especificada; o la tercera, “la espada”. Desde las Mezquitas se anunció a los cristianos que tendrían hasta el sábado 18 de julio para elegir entre las tres opciones o serían crucificados y asesinados.

Al mismo tiempo saquearon, profanaron y prendieron fuego a la Catedral de San Efraím, de la que anteriormente habían eliminado el Crucifijo de la cúpula, sustituyéndolo por una bandera negra del ISIS.

La persecución contra cristianos ha sido la bandera del conflicto en Irak desde que el Estado islámico eliminó el Cristianismo de Mosul, una de las mayores ciudades cristianas desde los inicios del Cristianismo, a fin de desplazar a las poblaciones de cristianos y chiíes.

La aparición de diversos grupos rebeldes extremistas, que han surgido de la nada en Siria, Irán, Sudán y Nigeria, se atribuye a una intervención de Estados Unidos, a fin de calentar los ánimos entre las civilizaciones y religiones, con el plan de desintegrar a Irak en tres Regiones independientes: la Región Suní, proclamada por el Estado Islámico de Irak y El Levante; la Región Chií, controlada por el Gobierno actual de Irak; y la Región Autónoma Kurda.


Pretextos para matar

En Israel, el 2 de junio, tres estudiantes israelíes fueron secuestrados al abordar un automóvil que los llevaría a Cisjordania. De inmediato, el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, culpó a la organización palestina Hamas, y manipuló la información ante la Opinión Pública, pues aunque los estudiantes murieron durante el secuestro, se hizo creer, incluso a sus familiares, que estaban con vida, y Netanyahu insistió en emprender una búsqueda exhaustiva y en castigar a la población palestina.

Por eso, el Ejército de Israel irrumpió en hogares y tomó aldeas. El Ministro de Defensa, Moshe Ya’alon, insistió el 14 de junio en la posibilidad de que siguieran vivos y en continuar su búsqueda con arrestos masivos. Mientras tanto, extremistas israelíes golpearon y quemaron vivo a Mohamed Abu Jdeir, un adolescente palestino de 16 años de edad.

El 30 de junio, Benjamín Netanyahu, tras el hallazgo de los cadáveres de los tres jóvenes, expresó: “Hamas es el responsable, y Hamas pagará el asesinato de los niños”, a pesar de que Khaled Meshal -dirigente político de Hamas- rechaza la responsabilidad de su organización.

Por su parte, los palestinos acusan a Israel de iniciar ataques para disolver el Acuerdo del Gobierno de Unidad, al que llegaron Hamas y la Autoridad Nacional Palestina, que gobierna Cisjordania.

Este conflicto le ha permitido a Israel activar las siete baterías de su sistema de defensa antimisiles, bombardear e invadir la Franja de Gaza ocupando más y más territorios.

La horrible verdad que subyace en ambos genocidios es que las diferencias ideológicas, los extremismos religiosos, los intereses económicos, la ubicación geográfica estratégica de Palestina, la voracidad territorial sionista, la necesidad imperante de Estados Unidos de generar una guerra para reactivar su economía y poder competir con Rusia y China como los nuevos grandes protagonistas internacionales, parecen ser justificaciones suficientes para exterminar a dos pueblos.


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