Ana Alcaraz Fletes
En la década de los años 70s del siglo anterior inició el proyecto que el tiempo revelaría como un caso de éxito que demuestra que la mejor inversión es la Educación, y si es en los niños, el resultado es mayormente positivo.
El empresario Julio García Briseño recordó que, a invitación del también empresario Sergio García de Alba, conoció el concepto coreano de Villa de los Niños, y no dudaron en traerlo a Guadalajara.
La mencionada Casa acepta a adolescentes de escasos recursos que provienen de familias funcionales y les da educación integral. Además de la Educación Básica (Primaria y Secundaria), los forma con un oficio, como cocina, refrigeración, carpintería, electricidad, serigrafía. Recientemente se incluyeron nuevas opciones, como laminado y pintura automotriz.
Villa de los Niños es el ejemplo de vinculación entre el sector educativo y el productivo. Y es que los empresarios involucrados en este proyecto social conocen las necesidades actuales del mercado laboral, y con base en ello, ofrecen los oficios a los alumnos, como el caso del taller de laminado.
“El parque vehicular de Jalisco ha aumentado muchísimo. ¿Qué pasa cuando hay más vehículos?, pues hay más choques. Y ¿qué se necesita?, pues más talleres de laminado y pintura, y sucede que no hay los suficientes”. Es así como los egresados de la Villa salen con una formación que sí tiene demanda en la Sociedad.
Prácticamente todos los jóvenes salen colocados en alguna empresa; por ejemplo, actualmente alrededor de 20 chicos trabajan en Laboratorios Julio.
“Se les da todo lo necesario y adecuado. Es una educación integral, además de la Secundaria y el Bachillerato. Tienen un Laboratorio de Inglés, idioma que es importantísimo saberlo porque también se considera dentro del rezago educativo. Igualmente, se les imparten Música y Deportes”.
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