Novena Asamblea Diocesana Postsinodal, en Ciudad Guzmán
Iglesia sencilla, semilla del Reino…
Esta frase, la primera de un Canto que para los Guzmanenses es un Himno, resume el sentir y el actuar pastoral de esta Diócesis, que camina con llaneza, pero siempre por la Evangelización de sus realidades concretas.
Mónica Livier Alcalá Gómez
No muy lejos de Guadalajara, e incluso también cercana a las realidades de esta magna Capital, se encuentra la Diócesis de Ciudad Guzmán, sufragánea de la Arquidiócesis tapatía, de la que formó parte hasta el 25 de marzo de 1972, fecha en la que comenzó a caminar de manera independiente.
Esta joven Diócesis alcanza extensos territorios jaliscienses, pues además de Zapotlán el Grande, también comprenden el territorio diocesano: Sayula, Tapalpa, Mazamitla, San Gabriel, Tuxpan, Atoyac, Atenquique, Tamazula de Gordiano, Atemajac de Brizuela, Zacoalco de Torres y Usmajac, entre otras importantes poblaciones del Sur del Estado.
Así pues, con ese ánimo sencillo que ha caracterizado a esta Iglesia particular, pero con el entusiasmo del compromiso sincero por el bienestar de las personas, se celebró la IX Asamblea Diocesana, del 25 al 27 de febrero, en Usmajac, la cual se fijó como objetivo que “en el contexto de la Misión y de los Planes Pastorales se compartiese la respuesta que estamos dando a los desafíos de la realidad social y eclesial, para fortalecer el Proyecto de Iglesia en camino, servidora del Reino, en nuestra Diócesis”.
Fue como, al inicio de las actividades y después de la oración por Vicarías, el Obispo de Ciudad Guzmán, Braulio Rafael León Villegas, dio el saludo de bienvenida, motivando a todos: Sacerdotes, Religiosas y Religiosos, Seminaristas y Laicos, a poner el mayor empeño en la reflexión, análisis y propuestas, con tal de mejorar cada vez más la vida de esta Iglesia “que camina en el Sur de Jalisco; pero, además, hacer de ella una Iglesia que siempre esté en camino hacia los alejados”.
Hizo notar dos dimensiones de la vocación cristiana de la Diócesis guzmanense, que han sido esenciales desde su creación, hace más de 40 años: “Cada bautizado -no solamente el Sacerdote, el Agente de Pastoral o hasta el Obispo-, por su misteriosa inserción en Cristo Jesús, es discípulo misionero del Señor. Y lo segundo, la labor de siembra del cristiano no ha de limitarse al campo religioso, sino que debe incluir, como fermento que es, el campo familiar, social, económico, político y cultural”.
Visión de las realidades
Después de la motivación de su Pastor, los asambleístas se reunieron en cada una de las seis Vicarías, con el fin de hacer un primer análisis de la realidad social, para de allí partir hacia los compromisos con que se trabajaría en el último día.
En el Plenario, coincidieron las variadas situaciones que cada día aquejan a su entorno comunitario:
- Pobreza. Manifestada en la crisis en que vive la mayor parte del pueblo; falta de empleo, salarios bajos, pérdida del patrimonio. ¿Por qué sucede esto? Por el sistema capitalista neoliberal, por el consumismo y la ley de la oferta y la demanda. Por la ambición de las empresas y empresarios, el conformismo y las reformas implementadas desde el Gobierno Federal.
- Violencia, que se refleja en secuestros, levantamientos, extorsiones (el más grande mal que afecta a los guzmanenses); lo cual genera miedo e inseguridad.
- Mal uso de los Medios de Comunicación.
- Deterioro ecológico. Las empresas transnacionales abusan del campo, de los recursos naturales y de las personas, afirmaron, coincidiendo todos en esta realidad. Se permite una tala inmoderada, que ocasiona el cambio climático y hasta la disminución de ciertas especies de animales.
- La desintegración familiar, que se evidencia en la pérdida de los valores, sobre todo entre los jóvenes; el aumento de divorcios y abandono de la familia. ¿Por qué sucede? Por falta de atención de los padres de familia, por carencia de valores y por ausencia de Dios; por escasa o nula comunicación entre las parejas y entre padres e hijos.
¿Qué respuesta se está dando como Diócesis ante esta realidad social?
Los Agentes de Pastoral, la gran mayoría Laicos (y, sobre todo, mujeres), en este Apartado dedicaron amplio espacio al debate, llegando a la conclusión de que:
- Aunque la respuesta de la Iglesia es débil, mínima y teórica…
- En algunas Parroquias, sin embargo, ya hay pequeñas experiencias de acciones concretas para paliar la situación, tales como Cooperativas, Cajas de ahorro, Huertos familiares orgánicos, Nutrición y Medicina familiar.
- Se promueve, desde la Catequesis Infantil, el cuidado a la Creación.
- Se promueven Talleres de Ecología que exhortan a disminuir el uso de objetos desechables, a reciclar y reutilizar al máximo lo aprovechable.
- Se alientan y organizan Marchas por la paz y el “Ministerio de consolación” mediante Horas Santas.
- Se ha tratado de conformar una Agenda Ciudadana con Talleres cívico-políticos.
- Cada vez se conoce más el IV Plan Diocesano de Pastoral.
- Se están implementando estructuras diocesanas que articulen procesos parroquiales.
La última parte del día se dedicó a analizar lo más significativo de la vida eclesial diocesana, poniendo énfasis en los puntos que frenan el que la Iglesia se muestre verdaderamente misionera, como por ejemplo:
- El énfasis en la “Pastoral de conservación”, que es vieja, tradicionalista y con un modelo evangelizador ya rebasado “de eventos, no de procesos”. Se experimenta miedo por el cambio de estructuras.
- Falta de testimonio de muchos Agentes de Pastoral, entre los cuales existen rivalidades, protagonismos o, en algunos casos, apatía.
- Laicos que viven una “clericalización”; es decir, que dependen demasiado del Sacerdote para cumplir su propio deber.
- Falta de dinamismo para animar la vida comunitaria en los barrios, colonias y ranchos.
- Sacerdotes con poca iniciativa, reticentes a un nuevo modelo de Iglesia.
Juzgar, escuchando los “gritos de Dios”
El segundo día se dedicó más a la reflexión personal y por pequeños grupos de comunidades. El plan era que cada quien definiera su grado de compromiso y qué tanto sus decisiones están encaminadas deveras al bienestar común y a la Evangelización real y concreta.
Fue así como, en momentos personales, cada participante aceptó la consigna de hacerse estas reflexiones:
- Preguntarle a Dios qué nos pide ante esta realidad.
- Ante el abandono de las ovejas por parte de las Autoridades, ¿cómo actuó Jesús?
Después, en el presidium, varios Seglares testimoniaron cómo han notado la acción de Cristo en su vida y cómo ha sido su caminar pastoral dentro de sus comunidades.
Finalmente, se efectuaron algunas exposiciones por parte de Sacerdotes que, con base en la Exhortación Apostólica del Papa Francisco, Evangelii Gaudium, trataron de profundizar sobre la reflexión teológica y la opción por los pobres en que tanto insiste el Santo Padre.
También analizaron el modelo de “Iglesia en salida” a las periferias, misionera, ecuménica, testimonial e inculturada, para, posteriormente, dar pie a la mística sobre cuáles son las motivaciones profundas del discípulo misionero.
Así pues, llegados al final del segundo día, los asambleístas estuvieron totalmente dedicados a analizar, bajo la realidad que ya perciben, cómo:
- Dejar la pasividad.
- Cambiar estructuras y mentalidades.
- Evitar el conformismo y el pesimismo.
- Llevar a cabo una conversión personal, comunitaria y estructural.
- Ser discípulos callejeros, salir hacia los alejados.
- Actuar con convencimiento. Dejar la apatía.
- Encontrarse con el pobre.
- Abandonar el clericalismo.
“La Palabra de Dios, las Exhortaciones del Papa Francisco, los testimonios y la reflexión teológica exigen a la Diócesis cambios para vivir la opción por los pobres”.
Actuar en conciencia
Antes de enviar a cada Equipo y Vicaría a concretar las sugerencias para el actuar de la Diócesis ante las realidades que se expusieron en lo social y eclesial, el Obispo Rafael León quiso recordar a los Agentes de Pastoral que la base de la Asamblea es la Exhortación Apostólica del Papa, Evangelii Gaudium, y que la idea sería buscar métodos para su aplicación, sin olvidar el IV Plan Diocesano de Pastoral: “Los estudiosos de este Documento nos refieren que hay dos ejes que engloban las palabras del Papa: el primero es la alegría, y el segundo, la salida. Hoy estamos aquí con esos dos sentimientos, el gozo, la alegría de sabernos acompañados por Dios en este Proyecto, pero también con la certeza de nuestro compromiso de salir, sobre todo a los más alejados, a los más necesitados”.
Bajo esta premisa, el Pastor Diocesano invitó a todos a no olvidar estos referentes para formular sus propuestas finales, de las cuales, en su mayoría, se hacían invitaciones muy concretas, con tal de transformar y hacer “florecer” la realidad social y eclesial en la que viven:
- Valorar la participación de la mujer (mayoría de Agentes de Pastoral).
- Realizar a nivel diocesano una renovación de la Catequesis Infantil, definiendo programas y niveles específicos que todos puedan seguir.
- Crear Asambleas y Consejos Parroquiales al estilo del Sínodo, con la inclusión de los Laicos.
- Promover el Diaconado Permanente.
- Formar un Equipo Diocesano de Análisis de la Realidad Social y Pastoral.
- Crear el Equipo de Pastoral Juvenil Diocesano, que promueva actividades para todos los jóvenes de la Diócesis y haga promoción en cada Vicaría.
Por último, en la Eucaristía de Clausura, el Obispo felicitó a todos por su labor y asistencia puntual a la Asamblea; reconoció que eso fue un esfuerzo plausible, pues, son evidentes los sacrificios que muchos (sobre todo los Laicos) hicieron para estar allí esos días. Aseguró que todas las sugerencias se tomaron en cuenta y que el plan es que inmediatamente se comience a trabajar en ellas, siempre con la ayuda de los Sacerdotes y Vicarios, a quienes recomendó “seguir la voz del pueblo” y apoyarse siempre en sus Agentes para no faltar a su misión de “salir y ser discípulos misioneros”.
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