jueves, 20 de marzo de 2014

Muchos derechos… ¿Y los deberes?

Pequeñeces


Escolapios en excursión


Alberto Gómez Barbosa


Demasiado se habla en esta época acerca de los derechos que tenemos las personas. Los Medios de Comunicación, en todos sus Programas: informativos, de entrevistas y espacios de avisos publicitarios o propagandísticos, recuerdan a la ciudadanía de sus derechos a la vida, a la educación, al trabajo, a la alimentación; proclaman los derechos de los niños, de las mujeres, de los ancianos, de los homosexuales, de los discapacitados y de muchos grupos más.

Y está muy bien que se nos recuerden nuestros derechos, algunos de ellos ciertamente muy pisoteados, a pesar de la enorme importancia que revisten para la buena convivencia de todos. ¿Qué decir de los derechos de los niños a ser respetados como personas que son; niños maltratados muchas veces en el seno mismo de su hogar, violados, prostituidos y obligados al trabajo desde muy corta edad? ¿Qué de los derechos de las mujeres a una formación integral que incluya las posibilidades de estudios y desempeño profesional, de ser respetadas, cuando muchas de ellas, desde el interior de su familia y durante la época del noviazgo, y más en la etapa matrimonial, son maltratadas psicológica y físicamente? ¿Qué de los derechos de quienes forman parte de etnias autóctonas, discriminados, marginados, despreciados? ¿Qué de los más desprotegidos económicamente, sin acceso a la educación ni a la salud ni al trabajo digno; esos seres menospreciados por su precariedad, de la cual, en general, no son culpables? ¿Y qué de tantos grupos cuyos derechos, reconocidos por Organismos Internacionales y proclamados por los Gobiernos, que en la práctica no son respetados?…


LA OTRA PARTE

Está muy bien, obviamente, que se nos den a conocer nuestros derechos y los de los demás; pero, ¿qué hay con respecto a nuestros deberes?

Entre los cambios que ha experimentado la Sociedad en los últimos años, uno muy notorio se evidencia en relación con la educación y formación integral de las personas. En las escuelas, por desgracia, se han retirado asignaturas educativas, algunas de las cuales habían sido siempre importantísimas en función del desarrollo humano de los alumnos, como por ejemplo la Ética y el Civismo, para hablar sólo de materias que incumben a estas reflexiones que estamos planteando. Por efecto de esa grave omisión, se ha ocasionado un innegable daño a las nuevas generaciones.

A quienes tenemos edad mayor, se nos formó en el hogar, en la escuela y en la Iglesia, haciendo marcado hincapié en los deberes que como personas, como ciudadanos y como bautizados tenemos para con los demás. En casa, nuestros deberes incluían el amor y respeto a los padres, el cariño y compañerismo con los hermanos, los primos, tíos y amigos de la familia; y ni qué decir de los abuelos, a quienes se les tenía en muy alta estima, se convivía lo más posible con ellos, y en sus enfermedades o momentos de soledad teníamos, al igual que para nuestros padres, el deber de atenderlos, acompañarlos, confortarlos.

En la escuela se nos inculcó el deber de respetar a los Maestros, de aprovechar sus enseñanzas, de estimar a nuestros condiscípulos de juegos y estudios. En la iglesia, era nuestro deber estar atentos a las ceremonias del culto y mantener un comportamiento respetuoso, tanto hacia la Casa de Dios y sus Ministros, como hacia los feligreses que asistían junto con nosotros a dichas ceremonias. Mostrar respeto a los Sacerdotes y personas consagradas, informarnos y participar en asuntos de nuestra Religión, ostentarnos católicos y tratar de vivir conforme a nuestras creencias, eran deberes ineludibles que nos imbuían nuestros padres y mayores.

Se nos enseñaban nuestros deberes y no se acentuaban los derechos; se nos enseñaba a ofrecer y no a exigir, y la convivencia era mucho más sana, según puede compararse con las circunstancias de hoy en día.

Creo que es muy urgente balancear, en la formación de niños y jóvenes, la importancia tanto de los derechos como de los deberes, e insistir en que, a lo largo de la vida, cualquier derecho que obtenemos y que exigimos va ligado a un deber que hemos de cumplir para con los demás.


Cartón Qué nos pasa


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