jueves, 6 de marzo de 2014

El Papa pide Fe, conversión y apertura a los hermanos

En Cuaresma


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CIUDAD DEL VATICANO- En su Catequesis semanal, durante la Audiencia General realizada el miércoles en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco aseguró que la Cuaresma es un tiempo fuerte, en el que estamos llamados a vivir, como elementos esenciales, una Fe auténtica, conversión y apertura de corazón a los hermanos.

Destacó que “el Miércoles de Ceniza comienza el itinerario cuaresmal de cuarenta días que nos conducirá al Triduo Pascual, Memoria de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor, corazón, centro del Misterio de nuestra Salvación.

“La Cuaresma nos prepara a este momento tan importante, y por ello es un tiempo “fuerte, un punto de viraje que puede favorecer en cada uno de nosotros el cambio, la conversión. Todos nosotros tenemos necesidad de mejorar, de cambiar en positivo, y la Cuaresma nos ayuda”.


Bautizados conscientes

“En el tiempo cuaresmal la Iglesia nos dirige dos importantes invitaciones: tomar conciencia más viva de la obra redentora de Cristo, y vivir con mayor empeño el propio Bautismo.

“La conciencia de las maravillas que el Señor ha obrado por nuestra salvación dispone nuestra mente y nuestro corazón a una actitud de gratitud hacia Dios por todo lo que Él nos ha donado, por todo aquello que cumple en favor de su Pueblo y de la Humanidad entera.

“De aquí parte nuestra conversión: ella es la respuesta reconocida al Misterio estupendo del Amor de Dios. Cuando nosotros vemos este Amor que Dios tiene para nosotros, sentimos las ganas de acercarnos a Él, y ésta es la conversión.

“Vivir el Bautismo hasta el fondo -ésta es la segunda invitación- significa no acostumbrarse a las situaciones de degrado y de miseria que encontramos caminando por las calles de nuestras ciudades y de nuestros países.

“Está el riesgo de aceptar pasivamente ciertos comportamientos y de no sorprendernos frente a las tristes realidades que nos rodean. Nos acostumbramos a la violencia como si fuese una noticia cotidiana descontada; nos acostumbramos a hermanos y hermanas que duermen en la calle, que no tienen un techo para protegerse.

“Nos acostumbramos a los prófugos en busca de libertad y dignidad, que no son acogidos como se debe. Nos acostumbramos a vivir en una Sociedad que pretende menospreciar a Dios, en la que los padres no enseñan más a los hijos a rezar ni a hacerse la señal de la Cruz. Este acostumbrarse a comportamientos no cristianos y de comodidad ¡nos narcotiza el corazón!


Un tiempo de amor
“La Cuaresma nos llega como un momento providencial para cambiar ruta, para recuperar la capacidad de reaccionar ante la realidad del Mal, que siempre nos desafía. La Cuaresma se debe vivir como tiempo de conversión, de renovación personal y comunitaria a través del acercamiento a Dios y de la adhesión confiada al Evangelio.

“En este camino, queremos invocar con especial confianza la protección y la ayuda de la Virgen María: que sea Ella, la primera creyente en Cristo, la que nos acompañe en los días de intensa oración y de penitencia, para llegar a celebrar, purificados y renovados en el espíritu, el gran Misterio de la Pascua de su Hijo”. (ACI/EWTN Noticias).


La Cuaresma viene a “despabilarnos”, dice el Sumo Pontífice


CIUDAD DEL VATICANO- El Miércoles de Ceniza, el Papa Francisco presidió, en la tarde de Roma, en la Basílica de San Anselmo en el Aventino, la Liturgia de la Estación Cuaresmal, a la que siguió la procesión penitencial hacia la cercana Basílica de Santa Sabina, donde celebró la Santa Misa y encabezó la bendición e imposición de las cenizas.

Según señala Radio Vaticano, en su homilía el Santo Padre destacó tres elementos que caracterizan la Cuaresma: la oración, que es la fuerza del cristiano y de cada persona creyente.

El segundo elemento relevante del camino cuaresmal es el ayuno. Pero debemos estar atentos, dijo el Papa, a no hacer “un ayuno formal”, puesto que el ayuno tiene sentido si verdaderamente “mella nuestra seguridad”, y si también de él deriva un beneficio para los demás; si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina sobre el hermano en dificultad y se hace cargo de él.

De ahí que el Vicario de Cristo afirmara que el ayuno comporta la elección de una vida sobria, que no derrocha, que no “descarta”. Ayunar, “ayuda a entrenar el corazón a lo esencial y a compartir”.

El tercer elemento es la limosna, porque indica la gratuidad, ya que la limosna “se da a alguien de quien no se espera recibir algo a cambio”.

El Santo Padre advirtió que con sus invitaciones a la conversión, la Cuaresma viene providencialmente “a despertarnos, a despabilarnos del entumecimiento, del riesgo de ir adelante por inercia” (ACI).


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