La vida: un tiempo para amar

A propósito del 25 de Marzo

Nieves y Verónica Campos Meyemberg

Asociación Derechos del Concebido, A.C., y

Pastoral Diocesana de la Salud

Aunque sabemos que en muchos países y en algunos Estados de México la realidad de hoy es la violencia, el abuso y la muerte, sin embargo no la queremos ni la aceptamos como el futuro de nuestra Sociedad, porque estamos seguros de que el ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural, tiene como principal misión AMAR; misión que debe ser desarrollada por cada uno como responsabilidad consciente para con nuestros prójimos y sus necesidades espirituales y materiales, y que es solamente trabajando en unidad como católicos, y desde Dios, como conseguiremos motivar el amor y respeto a la vida.

No es fácil -debido a las circunstancias económicas, sociales y políticas de este tiempo- demostrar que se ama la vida; luchar porque todos los no-nacidos, bebés, niños, jóvenes adultos, ancianos discapacitados o no, sean tratados como seres humanos dignos, como un fin y no como un instrumento. Y es que, lamentablemente, así se hace hoy en día en los sectores públicos y privados de nuestra Sociedad.

A pesar de ello, en nuestras familias, trabajos, escuelas, podemos ser verdaderos sembradores de Esperanza a través de una actitud plenamente cristiana y propositiva: no seamos sólo palabras, sino apoyemos y realicemos acciones positivas concretas dirigidas a los niños, los adultos, los ancianos sanos y enfermos, para que con nuestro ejemplo como cristianos ayudemos a la reeducación del ser humano en cuanto a la forma de tratar a nuestro prójimo.

Aceptemos que no importa la etapa de la vida en que se encuentren aquellos con quienes convivimos cotidianamente -padres, hijos, cónyuges, hermanos, amigos, etc.-, pues son una oportunidad más que nos da Dios para dar amor y así caminar todos juntos un paso adelante en favor del respeto por la lucha de la cultura de la vida en el mundo, que llevan a cabo las Pastorales Religiosas y las Asociaciones Civiles.