jueves, 14 de enero de 2016

Un eslabón levítico en Los Altos

Murió el Sacerdote José Luis Muñoz

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Pbro. Óscar Maldonado Villalpando

En ese rinconcito de Jalisco, Lagos de Moreno, es donde arraigan los antepasados de la Familia Muñoz Díaz. Don Jesús Muñoz, papá del Padre Luis, entró al Seminario en 1932, todavía en la resaca de La Cristera, y a esa Generación pertenecieron tres Obispos: Carlos Quintero Arce, Antonio Sahagún López y Adolfo Hernández Hurtado, así como el Padre Juan Pérez Gallegos y el Escritor Juan Rulfo, entre otros. Don Jesús dejó el Seminario, pero sirvió a su Parroquia como Cantor y trabajó la cantera, especialmente en retablos para los presbiterios en los Templos.
Nació José Luis el 3 de septiembre de 1946; lo bautizó el Padre Crescencio Ruiz Esparza en el Templo de La Luz, junto al Puente de “las Consejas del Alcalde de Lagos”, y fue alumno fundador del Instituto Laguense cuando éste abrió sus puertas en septiembre de 1953.
Es de recordar que el 28 de diciembre de 1958 pasó por Lagos de Moreno, en su marcha triunfal, el Arzobispo José Garibi Rivera, quien había sido elegido como el primer Cardenal mexicano. Por ese tiempo nacía la semilla de la vocación en Luis.

ALGO DEL TRAYECTO
Ingresó al Seminario Menor de San Martín, en Guadalajara, el 9 de noviembre de 1959, época de oro del Seminario Diocesano, pues las vocaciones surgían a raudales.
Fue muy buen alumno. Su hermano, el Sacerdote José de Jesús, había llegado a ser un verdadero Maestro en Música. En el Seminario tuvo grandes Maestros y Superiores, como el Padre Rector, don José Salazar López, nombrado Obispo Coadjutor de Zamora en 1961, y a quien sucedieron, consecutivamente, Monseñor José de Jesús Becerra Fernández; en 1968, el Padre Francisco Villalobos Padilla, y finalmente, de 1971 a 1988, el Padre Juan Sandoval Íñiguez. Trabajó su Año de Servicio de 1968 a 1969 en La Barca.
En diciembre de 1971, Luis recibió las primeras Órdenes Sagradas de manos del Arzobispo José Salazar. El 24 de abril de 1972 se anunciaron las nuevas Diócesis de Ciudad Guzmán y de San Juan de los Lagos.
Los alumnos del Seminario podían elegir su destino de Diócesis según su legítima residencia, pero los que ya tuvieran Órdenes Sagradas se quedaban en Guadalajara. Ese fue el caso del Padre Luis. Esa generación íntegra era para la Arquidiócesis. José Luis fue ordenado en la Parroquia de La Asunción, de Lagos de Moreno, por el Metropolitano, ya Cardenal, Don José Salazar, el 16 de abril de 1974.
Su primer destino fue como Vicario Cooperador en Chimaltitán, en el Cañón de Bolaños, al Norte de Jalisco. Luego pasó a San Juanito de Escobedo, de la Región Valles. Su tercer destino fue la Parroquia de Tesistán, donde trabajó con gran entusiasmo en la Evangelización, especialmente en la Comunidad de Nextipac.
A raíz del fallecimiento de su papá, don Jesús Muñoz, acaecido el 22 de junio de 1983, se le permitió trabajar como Vicario Cooperador en la Parroquia de La Asunción, de Lagos, Diócesis de San Juan.
Pasó enseguida como Vicario a Mexticacán; ahí mismo fue nombrado Párroco, y construyó la Casa de Pastoral. Desde el 25 de junio de 1990 fue Párroco de San Diego de Alejandría, donde trabajó incansablemente durante 14 años de su vida sacerdotal.
Fue destinado como Párroco a San José de Gracia, del Municipio de Tepatitlán; luego al Ojo de Agua de Latillas y, finalmente, a la Parroquia de Betania, donde se desencadenaron los últimos acontecimientos.

Luis Muñoz

SU DESPEDIDA
Falleció el domingo 3 de enero del año en curso. Ante su restos, recibió grandes muestras de afecto. Fue velado en Betania el domingo; llevado a San Diego el lunes, y velado en Lagos de Moreno el martes. Su Misa exequial, en la Parroquia madre de esa Ciudad, a las 12 horas, del martes 5. Lo acompañaron más de 50 Sacerdotes, el Obispo Felipe Salazar Villagrana y muchas personas de las comunidades.
Al final, los familiares le dieron una sentidísima despedida, reconocimiento a su vida de oración, a su sencillez, entrega y laboriosidad. Todo terminado, de entre los Sacerdotes se acomidieron cinco del Clero tapatío, con sus vestiduras blancas, de los que pertenecieron al mismo Grupo: Luis y Salvador Pérez Barba, Felipe de Jesús Rodríguez Velázquez, José Trinidad Quiroz López y José Luis Llamas Salazar. Ellos tomaron el ataúd del hermano y lo fueron llevando para entregarlo al Señor.

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