jueves, 21 de enero de 2016

Comunicación y Misericordia: un encuentro fecundo

50ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

locutor2

Con ocasión de la Fiesta de San Francisco de Sales, Patrono de los Periodistas y Escritores Católicos, que se celebra el 24 de enero, la Santa Sede dio a conocer el Mensaje del Papa Francisco para la Jornada alusiva, que está cumpliendo medio siglo de verificarse. Presentamos un extracto.
“El Año Santo de la Misericordia nos invita a reflexionar sobre la relación entre la Comunicación y la Misericordia. En efecto, la Iglesia, unida a Cristo, encarnación viva de Dios Misericordioso, está llamada a vivir la Misericordia como rasgo distintivo de todo su ser y actuar. Lo que decimos y cómo lo decimos, cada palabra y cada gesto debería expresar la compasión, la ternura y el perdón de Dios para con todos.

“El amor, por su naturaleza, es comunicación, lleva a la apertura, no al aislamiento. Y si nuestro corazón y nuestros gestos están animados por la Caridad,por el Amor Divino nuestra comunicación será portadora de la fuerza de Dios”.

“La Comunicación tiene el poder de crear puentes, de favorecer el encuentro y la inclusión, enriqueciendo, de este modo, a la Sociedad. Es hermoso ver personas que se afanan en elegir con cuidado las palabras y los gestos para superar las incomprensiones, curar la memoria herida y construir paz y armonía.
“Quiero, por tanto, invitar a las personas de buena voluntad a descubrir el poder de la Misericordia, de sanar las relaciones dañadas y de volver a llevar paz y armonía a las familias y a las comunidades.
“Esto vale también para las relaciones entre los pueblos. En todos estos casos, la Misericordia es capaz de activar un nuevo modo de hablar y dialogar, como tan elocuentemente expresó Shakespeare: «La Misericordia no es obligatoria; cae como la dulce lluvia del cielo sobre la tierra que está bajo ella. Es una doble bendición: bendice al que la concede y al que la recibe» (El mercader de Venecia, Acto IV, Escena I).

Que la Iglesia comunique la Misericordia
Es deseable que también el lenguaje de la política y de la diplomacia se deje inspirar por la Misericordia, que nunca da nada por perdido. Cómo desearía que nuestro modo de comunicar, y también nuestro servicio de Pastores de la Iglesia, nunca expresara el orgullo soberbio del triunfo sobre el enemigo, ni humillara a quienes la mentalidad del mundo considera perdedores y material de desecho. La Misericordia puede ayudar a mitigar las adversidades de la vida y a ofrecer calor a quienes han conocido sólo la frialdad del juicio. Que el estilo de nuestra comunicación sea tal, que supere la lógica que separa netamente a los pecadores de los justos.
Nosotros podemos y debemos juzgar situaciones de pecado –violencia, corrupción, explotación, etc.–, pero no podemos juzgar a las personas, porque sólo Dios puede leer en profundidad sus corazones. Nuestra tarea es amonestar a quien se equivoca, denunciando la maldad y la injusticia de ciertos comportamientos, con el fin de liberar a las víctimas y de levantar al caído.
El Evangelio de Juan nos recuerda que «la verdad os hará libres» (Jn 8,32). Esta verdad es, en definitiva, Cristo mismo, cuya dulce Misericordia es el modelo para nuestro modo de anunciar la verdad y condenar la injusticia.

Lograr la comunión entre hermanos
Comunicar significa compartir, y para compartir se necesita escuchar, acoger. Escuchar es mucho más que oír. Oír hace referencia al ámbito de la información; escuchar, sin embargo, evoca la Comunicación, y necesita cercanía.
También los Correos electrónicos, los Mensajes de texto, las Redes Sociales, los Foros, pueden ser formas de Comunicación plenamente humanas. No es la tecnología la que determina si la Comunicación es auténtica o no, sino el corazón del hombre y su capacidad para usar bien los medios a su disposición. Las Redes Sociales son capaces de favorecer las relaciones y de promover el Bien de la Sociedad, pero también pueden conducir a una ulterior polarización y división entre las personas y los grupos. El entorno digital es una plaza, un lugar de encuentro, donde se puede acariciar o herir, tener una provechosa discusión o un linchamiento moral.
Pido que el Año Jubilar, vivido en la Misericordia, «nos haga más abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación».

No hay comentarios.:

Publicar un comentario