jueves, 6 de agosto de 2015

Trato digno a divorciados

Papa Francisco:
Divorciados en nueva unión no están excomulgados; no hay que tratarlos así

Foto Papa

CIUDAD DEL VATICANO- Las personas divorciadas vueltas a casar “no están excomulgadas, y no deben absolutamente ser tratadas como tales; ellas forman parte siempre de la Iglesia”, afirmó el Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles.
De esta manera, recordó la tradición de la Iglesia, su Doctrina y Magisterio, e invitó a los Obispos a “acogerlos y a animarlos, para que vivan y desarrollen cada vez más su pertenencia a Cristo y a la Iglesia con la oración”.
El Santo Padre retomó las Audiencias Generales en la Plaza de San Pedro, luego de un período de descanso de algunas semanas. Una vez más, el tema de su Catequesis fue la Familia, en este caso sobre las personas divorciadas en nueva unión.
“Hoy quisiera detener nuestra atención sobre otra realidad: cómo cuidar a aquellos que, después del irreversible fracaso de su vínculo matrimonial, han comenzado una nueva unión”, anunció al inicio de su intervención, y añadió: “la Iglesia sabe bien que una situación tal, contradice el Sacramento cristiano”.
Recordando la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, de San Juan Pablo II, señaló que “un corazón de madre; un corazón que, animado por el Espíritu Santo, busca siempre el Bien y la Salvación de las personas. He aquí por qué siente el deber, ‘por amor a la verdad’ de ‘discernir bien las situaciones’”.

Por los niños
Una de las preocupaciones en estos casos es siempre la de los hijos pequeños. Ante ello, “vemos aún más la urgencia de desarrollar en nuestras comunidades una acogida real hacia las personas que viven tales situaciones.
“¿Cómo podríamos aconsejar a estos padres hacer de todo para educar a los hijos a la vida cristiana, dando ellos el ejemplo de una Fe convencida y practicada, si los tenemos alejados de la vida de la comunidad como si fueran excomulgados?”, se preguntó el Romano Pontífice.
Su respuesta fue que “no deben agregarse otros pesos a aquellos que ya los hijos, en estas situaciones, deben cargar. Lamentablemente, el número de estos niños y jóvenes es, de verdad, grande”, por lo que “es importante que ellos sientan a la Iglesia como Madre atenta a todos, dispuesta siempre a la escucha y al encuentro”.
Reiteró la invitación a los Obispos a “manifestar abiertamente y coherentemente la disponibilidad de la comunidad a acogerlos y a animarlos, para que vivan y desarrollen cada vez más su pertenencia a Cristo y a la Iglesia con la oración, con la escucha de la Palabra de Dios, con la frecuencia a la Liturgia, con la educación cristiana de los hijos, con la caridad y el servicio a los pobres, con el compromiso por la justicia y la paz”.
Por último, Su Santidad puso de modelo al Buen Pastor, ya que la Iglesia “acoge a sus hijos como una Madre que dona su vida por ellos” y, como dice la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, “todos pueden participar, de alguna manera, en la vida eclesial; todos pueden integrar la comunidad. La Iglesia […] es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas”.

Cabe recordar que:
Incurren en excomunión latae sententiae (automática) quienes procuran el aborto.

El adulterio, el divorcio y la nueva unión de los divorciados no están penados con excomunión, aunque sí son un pecado mortal.

El Catecismo de la Iglesia, en su Artículo 1650, señala que “si los divorciados vuelven a casarse civilmente, se ponen en una situación que contradice objetivamente a la Ley de Dios, por lo cual no pueden acceder a la Comunión Eucarística mientras persista esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales”.
Así pues, “la reconciliación mediante el Sacramento de la Penitencia no puede ser concedida más que a aquellos que se arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a vivir en total continencia”.
En el Artículo 1651 se puntualiza que “respecto a los cristianos que viven en esta situación y que con frecuencia conservan la Fe y desean educar cristianamente a sus hijos, los Sacerdotes y toda la comunidad deben dar prueba de una atenta solicitud, a fin de que aquellos no se consideren como separados de la Iglesia, de cuya vida pueden y deben participar en cuanto bautizados” (ACI).

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