Para defender y promover lo nuestro
En varias regiones de Jalisco existe la arraigada tradición de capturar el langostino silvestre, conocido también como chacal (a), el cual crece en cuencas de varios ríos y cuenta con una amplia demanda gastronómica. Un caldo de estos crustáceos es un platillo muy solicitado, como también lo es su preparación al mojo de ajo, entre otros manjares.
Sin embargo, en años recientes esta especie ha sido depredada porque no existen períodos de veda que permitan respetar la fase reproductiva.
Ante este problema de acoso a una especie amenazada, la Secretaría de Desarrollo Rural del Estado (Seder) pretende promover la introducción de especies ya domesticadas para aminorar la presión contra las variedades silvestres, como ha ocurrido en otras Entidades del país.
La propuesta, según la detalló el Biólogo de esta Dependencia, Luis Hernández Alvarado, supone introducir la crianza del llamado langostino malayo (Macrobrachium rosenbergii), el cual ya está domesticado (y acepta el alimento balanceado), para con ello reducir la captura de las variedades silvestres (Macrobrachium tenellum y Macrobrachium americano).
Condiciones y características
Un punto clave en la promoción será el involucramiento de grupos organizados de pescadores, los que han mostrado interés para la práctica de labores acuícolas que suponen la reproducción controlada del animal a partir de la fase de postlarvas de las crías (lo equivalente a los alevines en otras especies).
El hecho de la sobreexplotación del chacal (a) se debe a la abundante demanda de esta especie, tanto en restaurantes como para su consumo en los hogares, lo que explica que su precio por kilogramo supere los 200 pesos, siendo menor su cotización cuando es más chica la talla de los animales. Y es que los hay que alcanzan hasta medio kilogramo de peso.
La Seder, incluso, cuenta con las instalaciones del Centro de Desarrollo Tecnológico de Especies Marinas (Cedetem) en el Municipio costeño de Tomatlán, con el fin de facilitar el trabajo técnico del manejo de las postlarvas.
Un factor técnico que debe considerarse es que los langostinos, en su fase reproductiva ovodepositan (depósito de los huevos fértiles) en aguas salobres, por lo que acuden a sitios cercanos a la costa.
Después de ovodepositar, los animales se regresan a zonas más altas sobre el nivel del mar, lo que explica que se encuentren en varias Regiones de Jalisco, como los Valles de Autlán y El Grullo, la Sierra Occidental, la Sierra de Manantlán y la zona del “Llano en llamas”.
Por cierto, el langostino silvestre de Jalisco también resiente los impactos negativos de las descargas sin tratamiento de aguas residuales de los municipios, y otros factores negativos, como los residuos de las vinazas de los productores de raicilla, un destilado de agave que se elabora en las Regiones Sierra Occidental y Costa Norte.
El langostino malayo es menos exigente en su manejo técnico que el camarón, lo que es un factor a favor para su reproducción en explotaciones acuícolas controladas.
En su fase reproductiva, el langostino actúa en forma contraria al salmón, ya que éste ovodeposita en agua dulce, y habitualmente vive en agua salada.
La Sagarpa no registra estadísticas oficiales de esta especie, dado que una parte de la captura es para autoconsumo.
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