lunes, 24 de noviembre de 2014

Diferencias entre la magia y la mafia

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José de Jesús Vázquez Hernández


Ahora que se habla bastante de desaparecidos, ojalá y se tratara de actos de magia, la cual sólo mediante trucos cambia de lugar o desaparece objetos y personas por unos momentos, pero los regresa de nuevo a la misma escena. En cambio, los estudiantes normalistas desparecidos de Ayotzinapa, Guerrero, en hechos ocurridos el 26 de septiembre, no aparecen, porque se trata de la mafia y no de la magia.


Confusión y desasosiego

A pesar de la gravedad del caso, primero de los muertos a plena luz del día, y luego, de la gran cantidad de jóvenes capturados (43) por la Policía, que se supone tiene funciones de protección del ciudadano, porque para eso se le paga, ahora resulta que ésta estaba del lado de la delincuencia, confirmando la percepción de que no se sabe de quién debe uno cuidarse más, si de la Policía o de los malosos.

Este fatal acontecimiento ha movido conciencias, y a todas las instituciones gubernamentales en sus tres niveles, pues lo que se realizó a la vista de un gran número de personas, resulta que ahora nadie sabe, nadie supo, qué fin tuvieron realmente esos jóvenes. El asunto hoy mueve a todo México en el interés del resultado de su búsqueda, y ha intranquilizado a millones de mexicanos y extranjeros.

En la investigación se han ocupado diferentes instituciones gubernamentales estatales, federales y algunas municipales que pudieran estar involucradas, encontrándose bastantes sorpresas, si es que así se le puede llamar al descubrimiento de múltiples fosas clandestinas repletas de cadáveres que, según dicen, no corresponden a los jóvenes buscados, cosa que no hace menos grave tal hecho.


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Orígenes y esperanza

Todo esto, sin duda, es consecuencia de los problemas de impunidad y de corrupción imperantes, porque eso es lo que permite semejantes hechos, ya que de acuerdo con las noticias, diferentes instancias de Gobierno tenían antecedentes del involucramiento de Autoridades de Iguala y no sé cuántas más, con el crimen organizado, y nada o poco hicieron o hacen para deshacer tan graves enredos y dar siquiera una pista confiable del paradero de los jóvenes que son reclamados.

Después de ese bárbaro suceso, sólo queda afrontar las consecuencias y la vergüenza que esto origina. Los familiares y estudiantes esperan que sus hijos y compañeros regresen como se los llevaron, vivos, y eso lo deseamos todos. Sin embargo, es lamentable que, no obstante las técnicas tan avanzadas de investigación y comunicación existentes, nadie sepa aún con plena certeza su localización o destino final.

Deseamos que los resultados sean transparentes y no se trate de ocultar información o de ir administrándola en partes para suavizarla, dado que la tardanza o falta de claridad generan especulaciones y toda clase de comentarios sospechosos que a nadie benefician y, en cambio, desgraciadamente ponen en entredicho la capacidad de nuestras instituciones gubernamentales.

Por ahora, quisiéramos que se tratara de algo de magia y que aparecieran con vida estos muchachos, y no de otra operación de la mafia, que desaparece personas para siempre e impunemente. Incluso, en ocasiones, hasta con la intervención y complicidad de algunas Autoridades que increíblemente se prestan para llevar a cabo hechos vergonzosos y delincuenciales que perjudican la confianza de un México que anhela y merece vivir en paz.


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