jueves, 13 de noviembre de 2014

EDITORIAL

Tecnología sin comunicación, produce desencuentros


El Episcopado Mexicano, en su 98ª Asamblea Plenaria, que ha celebrado esta semana con el Tema “Encuentro, testimonio y diálogo en el continente digital”, abrió enormes posibilidades para que le demos el valor suficiente a las formas de comunicarnos. Si la comunicación es la principal fuerza de la Humanidad, cuando nos entrampamos en las tecnologías, sin comunicarnos, estamos ultrajando los valores más fundamentales de nuestra identidad.

“Se intenta abrir caminos para una verdadera cultura del encuentro, un espacio de diálogo y reflexión sobre la situación que vive nuestro país y nuestras Iglesias locales”, afirmaron. La ocasión coyuntural la da el Cincuentenario del Documento Conciliar “Inter mirífica”, dedicado a los Medios de Comunicación Social, pues fue el 4 de diciembre de 1963 cuando por primera vez un Concilio avizoraba, ya con visión profética, un terreno fundamental para estos últimos tiempos -las Comunicaciones Sociales-, y de una manera testimonial para la vida en la Iglesia.

La presencia de tantos agravios, la falsedad y traición en la comunicación de parte de quienes debieran ser sus tutores, nos urge a volver la mirada unos a otros, para repetir una letanía de “mea culpa”, por las omisiones y las alteraciones a la verdad. Vemos por doquier un hartazgo de simulación y mentira que engendra violencia y corruptelas, sobre todo en los allegados al Poder y a los puestos públicos. Es tiempo de aferrar a dos manos el timón ante las embestidas de las deslealtades agazapadas, envueltas en la Bandera Patria.

Las noticias que se emiten están generalmente salpicadas de verdades a medias. Brotan los comentarios ociosos y plenos de malicia en Agentes de la Comunicación, de parte de Agencias Noticiosas pagadas por el erario público. Se difunde mucha mugre, alimentada en exceso por la dádiva. Y mientras se administra la abundancia hacia los pares del Poder, sólo se arrojan mendrugos para el hambre del pueblo.

Hay problemas que requieren acuerdos prontos, decisiones que reclaman una dosis elemental de inteligencia en favor de una Sociedad maltratada y engañada tantas veces con guerras verbales y pomposas declaraciones. Los Partidos políticos afirman ganar, mientras el pueblo pierde verticalmente la confianza en Autoridades camaleónicas. Se agotan, para las mayorías, las posibilidades de salud, trabajo, educación, seguridad, y al mismo tiempo pululan los discursos triunfalistas y ofensivos para la credulidad de los mexicanos.

Los problemas de la Nación requieren acuerdos, pero las decisiones de Mandatarios de distintos niveles tienen una inteligencia muy lejana a las tareas que el pueblo requiere. La incertidumbre es la criada que organiza este hogar común, empujándolo a la desilusión.

“Frente a estos lamentables hechos, y ante los crímenes sucedidos en Tlatlaya y el espeluznante descubrimiento de fosas clandestinas, unimos nuestra voz a la del Pueblo de México, del cual formamos parte, para gritar: ¡Basta ya de tanta corrupción, impunidad y violencia!”. Ésta es la voz del Episcopado Mexicano en pleno. Además, ha exhortado a la Sociedad a no traducir su dolor e indignación en actos violentos pues “provocan más violencia e injusticia para miles de inocentes, dañando la convivencia pacífica y retrasando el progreso”.

Estos criminales hechos son como una ventana que nos permite mirar hacia el fondo profundo de la Patria, adolorida por tanta insensatez. Las cifras espantosas de desapariciones y homicidios dolosos en las últimas fechas, nos llevan a pensar que los casos en Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Jalisco Zacatecas, son muestra de lo que ha sido la vida nacional durante los últimos años.

La comunicación verdadera y su avanzada tecnología, señalaron los Obispos, nos deben conducir a un verdadero encuentro con los demás.


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