jueves, 27 de noviembre de 2014

Contra la violencia

Tardías y erróneas reacciones

Frente a la violencia, la imaginación política


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Mtro. Jorge Enrique Rocha Quintero

Catedrático del ITESO


Ante a la multiplicación de las manifestaciones, protestas, condenas públicas, performances, opiniones críticas y toma de espacios públicos y de calles por parte de miles de personas en México y en el extranjero, provocadas por la errática e inadecuada actuación del Gobierno Federal en el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, una de las respuestas que empieza a asomarse en el espacio público es la criminalización y la represión, dirigidas hacia los que muestran su descontento.


No hay de dos sopas
Luego de evidenciar la profunda crisis por la que atraviesa el Sistema Político mexicano, existen, fundamentalmente, dos caminos a seguir: uno de ellos es negar la situación y empezar a escuchar y a atender las voces de algunos sectores gubernamentales y de ciertos grupos de empresarios que piden una respuesta represiva hacia los que se manifiestan; el otro, es hacer un reconocimiento de la crisis profunda en la que estamos, y comenzar a plantear horizontes y caminos para transformar de raíz este Sistema, que ya no está para remedios parciales.

Durante las últimas décadas, en nuestro país se han presentado las dos vías; sin embargo, hay una Historia que nos dice que la tentación de caer en el autoritarismo extremo y en la represión se ha hecho realidad; sólo por citar algunos ejemplos, recordemos lo que aconteció el 2 de octubre de 1968; la guerra sucia de los años setenta o, más recientemente, el hostigamiento y represión a defensores de Derechos Humanos, Líderes sociales y Periodistas.

Por otra parte, una de las estrategias que han surgido, de 10 años a la fecha, es la aparición en las manifestaciones y marchas públicas de pequeños grupos de personas, con frecuencia cubiertos del rostro, y a los cuales ninguno de los convocantes conoce, pero que suelen ser los iniciadores y provocadores de actos violentos, y que se convierten luego en el pretexto idóneo para la respuesta agresiva y violenta por parte de las Autoridades, y que, en no pocas ocasiones, son los hechos que más se resaltan ante la Opinión Pública, dejando de lado las legítimas demandas y exigencias de la gran mayoría de los ciudadanos que protestan y exigen justicia pacíficamente.

A estas estrategias se les puede llamar como “de infiltración y provocación”. Sirven para criminalizar a los que protestan públicamente, ya que su propósito es generar un clima de condena social y política en contra de los que se manifiestan y, con ello, justificar la represión, en aras del ‘mantenimiento del orden y la paz’.


Binomio de firmeza y cordura

Tenemos que decir enfáticamente que la violencia no es el camino para los reclamantes, pero tampoco para el Estado, porque, como lo han señalado muchos expertos que analizan conflictos sociales y lo confirma la Historia, la violencia siempre genera más violencia, y el caso de nuestro país es paradigmático y ejemplar en este sentido. Se intentaron resolver en el pasado inmediato los problemas de esta naturaleza por la vía de la confrontación directa, y ahora estamos sumergidos en una crisis de violencia sin precedentes. En este marco social, apelar nuevamente a la virulencia y la represión como método de actuación gubernamental con el pretexto del discurso del “orden” y la “paz”, sin antes resolver los problemas sociales de fondo, obtendrá, sin lugar a dudas, un resultado de mayor encono y conflicto social generalizado.

Ahora bien, de parte de la ciudadanía que protesta y exige cambios de fondo, igualmente tiene que aparecer la prudencia, la moderación y la inteligencia, para entonces exhibir a aquéllos que sólo quieren la confrontación y que provocan la violencia. La salida al hartazgo y el enojo social (justificado, por supuesto) no puede ser una respuesta en el mismo sentido; más bien, tendríamos que apelar a la imaginación política; es decir, a las propuestas de innovación, transformación y giro radical (de raíz) que se requieren para cambiar profundamente a esta Nación.

No se trata de responder a las provocaciones, sino de replicar con ideas, propuestas y experiencias que nos demuestren que otro mundo puede ser posible. Los escenarios de confrontación violenta sólo favorecen a unos pocos, a esos que con la actual situación del país se han visto favorecidos; los que ganan en las coyunturas de miedo generalizado; a aquéllos que entre mayor violencia exista, más se benefician. Si tomamos esa ruta, ellos serán los únicos que seguirán ganando, y nosotros continuaremos siendo presa del miedo.

Todavía es momento para construir un nuevo Sistema Político en un clima de paz y de negociación. No reconocer esta necesidad o responder de forma represiva, sólo provocará que las actuales condiciones sociales se agudicen, y entonces la posibilidad de cambio estará más alejada.

Correo electrónico:

jerqmex@hotmail.com


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