jueves, 13 de noviembre de 2014

“No dejemos que la maldad toque a la puerta de nuestra casa”

Obispo de la Diócesis de La Paz:


•Desconfianza en poblaciones de Baja California Sur

•Nunca es tarde para corregir el camino


Pbro. José Manuel Anceno Rivas


IMG 7257Cuando lentamente se cierran las heridas ocasionadas por el Huracán ‘Odile’, del reciente septiembre, en el Estado de Baja California Sur se han abierto otras más fuertes, dolorosas y mortales. Por lo mismo, el Obispo de la Diócesis de La Paz, Monseñor Miguel Ángel Alba Díaz, ha enviado un Mensaje a los habitantes de esa parte de la Península.

Su pastoral llamado se inicia diciendo: “Les escribo haciendo mía la preocupación de muchos hermanos que viven en medio de la angustia por la violencia que, en forma acelerada, va a la alza en la que hasta hace poco tiempo fue una tierra pacífica… Un ambiente de desconfianza se vive en la mayoría de las poblaciones de la Baja California Sur”.

Ausencia de valores,

principal causa

Claro y sincero, como es el Prelado originario de Monterrey, y conocedor de la situación social que se experimenta en todas las poblaciones del Estado, añadió: “Honestamente, hay que aceptar que esa violencia, así como la criminalidad, la rapiña y otros hechos delincuenciales, son fruto de algo que se ha ido sembrando en nuestra Sociedad; es la ausencia de valores en un pueblo por naturaleza pacífico, pero que le fue abriendo las puertas a la permisividad…Nos hemos vuelto algo cómplices de lo que a la ligera condenamos, deslindándonos de toda culpa. Una Sociedad moribunda en sus tradiciones, en sus valores éticos y religiosos, se vuelve fácil presa de los buitres que acechan la podredumbre y la carroña. Es un Mal que ha penetrado todas las Instituciones, comenzando por la piedra angular de ellas, la familia”.


Desapareció el Civismo, y con él, el respeto


Y abundó el Obispo Miguel Ángel: “La desintegración y la violencia intrafamiliar se han trasladado a la calle, a la escuela, a los ambientes de trabajo. El todo, es un reflejo de las partes. La violencia que lleva a asesinar -en muchos de los casos- tiene su raíz en la falta de formación del niño que, tarde o temprano, se volverá un delincuente. La ausencia de amor en el hogar, lleva al individuo a guiarse por los instintos más bajos; es Caín que sigue atentando contra su hermano”. Y no faltó en su Mensaje algo que considera toral: “El modelo educativo que arrastramos desde hace unas cuatro décadas, hoy está ‘dando frutos’; desapareció el Civismo como asignatura, y con él fue desapareciendo el respeto al otro. Desde nuestro campo, el religioso, nos damos cuenta de que es casi delito hablar de Dios en una escuela, mientras se promueven y hasta se imponen ideologías, ajenas a nuestra cultura, dictadas por una agenda globalizante”.


¿Hasta dónde vamos a llegar? Ésta y otras muchas preguntas se formula Monseñor Alba Díaz. Preguntas que exigen una respuesta, no sólo de quienes ostentan el Poder y aprueban Leyes que van contra la Familia, la Sociedad, la Nación, sino de todo ciudadano mexicano. Por ello, en su Mensaje agregó: “La mayor parte de los asesinatos tiene relación con el tráfico y el consumo de drogas; pero, aun así, muchos abogan porque su venta y uso sean legales. Se gasta mucho en campañas de prevención contra el tabaquismo, las bebidas edulcoradas y la comida chatarra por los daños que pueden ocasionar a la persona, pero nunca se ha visto a alguien que asesine después de haber consumido estos productos.

“¿Qué intereses se mueven detrás del tráfico de estupefacientes, que ha rebasado al Poder Judicial y todo lo que de él se deriva? Es ingenuo hablar de hechos aislados cuando, hasta en pequeñas poblaciones de nuestro territorio, vemos con más frecuencia el enfrentamiento entre grupos del crimen organizado. Algunos se consuelan diciendo que se están eliminando entre ellos, pero son ellos los que siguen surtiendo la droga a nuestro pueblo, sobre todo entre los jóvenes y adolescentes. Ahí está el verdadero problema: si la demanda sigue creciendo, también crecerá la lucha por el mercado de quienes la distribuyen, aumentando cada día la ola de violencia”.


A velar por la seguridad de la población


Al tiempo que hizo un llamado a las Autoridades, que tienen la responsabilidad de velar por la seguridad de la población, el Obispo Alba recordó que la respuesta está en la base de la Sociedad; es decir, en la Familia. Por lo mismo, demandó: “No dejemos que la maldad toque a la puerta de nuestra casa. Tampoco permitamos que dentro de ella se vaya adueñando el Mal. Dentro de cada niño existe un futuro profesionista, una persona de bien, un buen cristiano, un buen ciudadano. Pero, si no hacemos algo por ofrecer una formación más integral, aunque lastimen estas palabras, también dentro de cada uno de ellos existe un narcotraficante, un delincuente o un asesino en potencia”.

Al final de su Mensaje, no podía olvidar a los Empresarios y Gobiernos, exhortándolos “a trabajar en la construcción de una Sociedad más justa, en donde haya oportunidades laborales para todos, con salarios más justos que eviten la tentación de conseguir el dinero fácil… Y a quienes viven en el error, sembrando la destrucción al dañar el cuerpo y el espíritu por medio de la droga, enrareciendo el clima de paz y tranquilidad que antes teníamos, los invitamos a la conversión. Sabemos que en toda persona están las semillas de la Fe, la bondad, la nobleza. Traten de reencontrarse consigo mismos y esfuércense por recuperar lo bueno que existe dentro de su persona. Nunca es tarde para corregir el camino”, finalizó diciendo, con valentía y esperanza.


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