Un Papa atento a la actualidad
Mtro. Jorge Enrique Rocha Quintero
Académico del ITESO
A finales de octubre se realizó en Roma el Encuentro Mundial de Movimientos Populares con el Papa Francisco. Entre los participantes estuvieron representantes del legendario Movimiento de Trabajadores Rurales de los “Sin Tierra”, de Brasil, así como del Centro de Derechos Humanos “Fray Bartolomé de las Casas”, de México, fundado por el Obispo Samuel Ruiz García hace más de dos décadas. Este espacio sirvió para que más de un centenar de Movimientos Sociales y Organizaciones compartieran sus experiencias de lucha por una vida más digna en todo el mundo, sobre todo en favor de los más pobres.
Cimientos nobles y sólidos
El hecho mismo de la verificación de este Encuentro representó una validación por parte del Papa Francisco a la labor de estos Movimientos Sociales, los cuales pugnan por la vigencia de los Derechos Humanos, la defensa del medio ambiente y los recursos naturales, la ampliación de la democracia, la disminución de las desigualdades y la lucha contra la pobreza.
Sabido es, por parte de Académicos e Investigadores de los Movimientos Sociales, sobre todo de América Latina, que no son pocos los Organismos de esta índole que surgen de la inspiración cristiana, y que impulsados por su anhelo de construir el Reino de Dios, se lanzan a la defensa de los más pobres, ya que consideran que las situaciones de opresión y miseria no corresponden a los deseos de Dios; es más, que son realidades que deben ser superadas. Es decir, la experiencia de Dios se convierte en un motor de transformación de la Sociedad, y precisamente parece que el deseo del Vicario de Cristo es recuperar estas vigorosas Instituciones que, sin duda, son frutos de búsquedas evangélicas.
Puntual valoración
Ahora bien, el Mensaje que el Santo Padre expresó a los participantes del Encuentro contiene cinco temas centrales y un reconocimiento. Empiezo por lo segundo. Para el Papa de origen argentino, una de las mayores cualidades de los Movimientos Sociales y Populares es su acercamiento e inserción con los más precarios y su forma de abordar los problemas sociales. Y lo dijo de la siguiente manera: “… Tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a barrio, a pueblo, a lucha! Queremos que se escuche su voz que, en general, se escucha poco. Tal vez porque molesta, tal vez porque su grito incomoda, tal vez porque se tiene miedo al cambio que ustedes reclaman; pero, sin su presencia, sin ir realmente a las periferias, las buenas propuestas y proyectos que a menudo escuchamos en las Conferencias Internacionales se quedan en el reino de la idea; es mi proyecto”.
Y añadió: “No puede abordarse el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad, se le niega; o peor, se esconden negocios y ambiciones personales. Jesús les diría hipócritas. Qué lindo es, en cambio, cuando vemos en movimiento a Pueblos, sobre todo, a sus miembros más pobres y a los jóvenes.”
Urgencias y prioridades
Respecto a los temas centrales que Su Santidad reconoce que se abordan desde los Movimientos y que recupera como esenciales, están, en primer lugar, la tierra; después, el techo y el trabajo, y finalmente, se complementan con la paz y la ecología. En lo que atañe a la tierra, mostró su preocupación por las dinámicas de explotación y despojo de las tierras, por la concentración de su propiedad, por la deforestación y la apropiación del agua, y también por el uso de agrotóxicos. Igualmente, le parece que el fenómeno del hambre es un crimen, ya que la alimentación es un derecho inalienable.
En lo referente al techo, el Obispo de Roma criticó que existan personas sin hogar, sin casa, pero ahondó el fenómeno y expuso que no es posible continuar con la tendencia de crear enclaves de mucho lujo en las grandes ciudades, frente a periferias excluidas y marginadas. Reconoció también que en los barrios populares subsisten valores que han olvidado los privilegiados centros de muchas urbes.
Tocante al trabajo, enfatizó: “No existe peor pobreza material -me urge subrayarlo- no existe peor pobreza material, que la que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo. El desempleo juvenil, la informalidad y la falta de derechos laborales no son inevitables; son resultado de una previa opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por encima del hombre. Si el beneficio es económico, sobre la humanidad o sobre el hombre son efectos de una cultura del descarte que considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar.”
El mensaje papal es, pues, contundente, y plantea un reto no sólo para los Movimientos Sociales y Populares, sino para todos aquellos que se consideran cristianos.
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