jueves, 14 de abril de 2016

“Dios es más grande que nuestro pecado”, Papa Francisco

Absolución del pecado del aborto

Nota 1

Rebeca Ortega Camacho

El pecado del aborto puede ser absuelto por los Sacerdotes durante el Año Jubilar “a quienes lo han practicado y, arrepentidos de corazón, pidan por ello perdón”, escribió el Sumo Pontífice el 1° de septiembre de 2015, en una Carta dirigida al Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Monseñor Rino Fisichella.
Sin embargo, dicho perdón solamente podrá ser concedido (por cualquier Sacerdote facultado ordinariamente para oír Confesiones y absolver) durante el Año Santo, que comenzó el 8 de diciembre de 2015 y terminará el 20 de noviembre de 2016.
En la Carta, Su Santidad asienta que ha encontrado a “muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la Esperanza”.
Igualmente, escribió que “el perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido, sobre todo cuando con corazón sincero se acerca al Sacramento de la Confesión para obtener la reconciliación con el Padre”.
Por su parte, el Padre Federico Lombardi, Sacerdote Jesuita y Portavoz del Vaticano, aclaró que la decisión del Santo Padre no “minimiza” este crimen, sino que tiene el objetivo de hacer comprender la magnitud del grave pecado cometido. De hecho, señaló la ‘claridad de las palabras del Papa’ al instar a los Sacerdotes a prepararse para “esta gran tarea”.
En este sentido, el Patriarca de la Iglesia Universal instruyó a los Sacerdotes para que se preparen a “conjugar palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido”. Es decir, que el perdón llegará después de que el Sacerdote indique a la mujer y/o las personas pecadoras, un camino de arrepentimiento y de “conversión verdadera para llegar a acoger el auténtico y generoso perdón del Padre, que todo lo renueva con su presencia”.

La Iglesia es misericordiosa
Un Presbítero, perdonado en relación a un aborto

Pbro. Stephen Imbarrato/Aleteia

Escribo hoy como Sacerdote culpable de un aborto hace décadas. Tan pronto como oí hablar de la Carta del Papa Francisco dando autoridad universal a los Sacerdotes para absolver el pecado del aborto y revocar cualquier excomunión, me entrevistaron en la Radio y me hicieron preguntas acerca de la Carta del Papa. ¿Supone una nueva enseñanza? ¿La Iglesia perdona finalmente a personas culpables de haber abortado?
Después, durante ese día, pude leer algunos de los titulares en los Medios de Comunicación y entendí el porqué de estas preguntas. Un titular de Yahoo decía: “El Papa pide a los Sacerdotes que perdonen a las mujeres que han abortado”.
Las observaciones generales que escuché, de personas de dentro y fuera de los Medios de Comunicación Social, podrían resumirse en: “¿Cómo puede la Iglesia estar tan en contra del aborto como para negar la Misericordia a la gente que ha cometido este pecado?” Es casi como si en un solo día superáramos el abismo en el que la Iglesia tenía tan poca Misericordia cuando, en realidad, la Iglesia es toda Misericordia…
Y yo soy un ejemplo vivo de cómo la Iglesia, continuando la Obra de Cristo en la Tierra, extiende la Misericordia de Dios a todos los que la buscan.

MI PECADO
En la década de 1970, mucho antes de que llegara a ser Sacerdote, animé a mi novia a abortar. A la culpa le siguió, casi de inmediato, la confesión de nuestro pecado a un Sacerdote. Nuestra curación vino mucho más lentamente y, finalmente, nos separamos.
Treinta años más tarde, en el Seminario, haciéndole ver a un joven su complicidad en el aborto de su novia, me di cuenta de que yo fui “ese hombre”. Prudentemente, pude buscar a mi novia y pedirle perdón por haberle hecho daño y no haber sido un hombre de verdad en aquellos tiempos. Fue sólo entonces cuando descubrí que el aborto implicó a ambos. Ella había mantenido el secreto hasta que le pedí perdón, abriendo un torrente de Gracia en su proceso de curación y en la mía.
Puedes preguntar: “¿Cómo un hombre culpable de tal pecado llega a ser Sacerdote?” Bien, porque la Iglesia es, como debería ser y como es Jesús, misericordiosa. Sí, la Iglesia quiso estar segura de que mi ex novia y yo estábamos lo suficientemente curados, y era consciente y aprobaba que yo llegara a ser Sacerdote.
Y sí, este pecado es un “impedimento” para la ordenación sacerdotal; pero, como con muchas circunstancias dentro de la Iglesia, después de la debida investigación, puede obtenerse una dispensa. A mí se me dio esta dispensa. Asimismo, también podría recibir Misericordia similar una mujer que quisiera entrar en la vida religiosa como Monja. Es lo correcto y lo justo. La Iglesia está llamada a ser misericordiosa, como Cristo es misericordioso.
Estos actos de Misericordia, de ninguna manera contradicen la justa y moral enseñanza de que el aborto es un pecado muy grave. Como la Iglesia enseña, y siempre ha sido así, todos los pecados son perdonables si uno busca el perdón y está verdaderamente arrepentido.
El Papa Francisco exhorta en su Carta a todos los Sacerdotes a perdonar abortos en Confesión, dándoles facultad para levantar cualquier excomunión a “aquellos que lo han cometido (el aborto) y que, con un corazón contrito, buscan el perdón por ello”.
El Padre Stephen Imbarrato es un Sacerdote católico de la Arquidiócesis de Santa Fe. Participa, a tiempo completo, en Priests for Life, la Asociación Pro-vida más grande de la Iglesia.

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