lunes, 25 de abril de 2016

Mamá, ¿puedo ver la televisión?

A veces preguntan…

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Lic. Norma Barba Gutiérrez

Tras esta pregunta empieza el desafío de los niños y/o los padres por encontrar “algo” que “puedan” ver y que pueda gustarles.
En el mejor de los casos, esto sucede después de haber cumplido con los deberes y estando los adultos al cuidado, aunque la realidad nos demuestra que los niños ven solos la televisión (dos de cada tres).
Lo cierto es que los más de 33 millones de pequeños menores de 15 años que viven en México ven televisión diariamente, en promedio, 4 y media horas, lo que nos ha valido obtener el deshonroso primer lugar a nivel mundial de niños frente al televisor, de acuerdo al ranking del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT ).

Datos de asombro
Nuestros niños mexicanos invierten el doble de tiempo viendo televisión que en estudiar. Según datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) transcurren 800 horas anuales en la escuela, mientras 1,569.5 frente a las pantallas.
Y eso que ven lo que se ofrece, que se supone es lo menos peor. De acuerdo con el Primer Informe de Audiencias de la Asociación “A favor de lo Mejor” (AFM), los menores ven lo que hay. Y sólo el 13% de la programación televisiva es infantil, lo que significa que nuestros niños “se entretienen” con programación adulta; es decir, que contiene ciertos niveles de violencia, sexo, adicciones y un lenguaje no entendible o soez, según los propios criterios de la Secretaría de Gobernación, que es la encargada de clasificar los Programas y establecer el horario en que estos se transmitan.
Las telenovelas y melodramas son los contenidos más vistos por el sector infantil, según AFM, y “están plagados de situaciones de violencia, maltrato, mentiras, engaños, traiciones, infidelidad, adulterio, etcétera”, que a fuerza de repetición, van adoptándolo como algo natural para el comportamiento propio y ajeno, distorsionando la realidad e imitando comportamientos.
Se presta a confusión
Esto también sucede con las caricaturas y la “Programación Infantil”, pues resulta importante considerar que, aunque estén clasificados y etiquetados como infantiles, no todos sus contenidos son moralmente correctos ni apropiados para la formación de la primera edad.
Escenas de homosexualidad, ambivalencia de género, exigencia en sus libertades, desobediencia a los padres, burlas a los amigos, etcétera, son algunas de las tramas en Piedras Negras, Coahuila, por ejemplo. Es el caso revelador de una niña de 10 años que decidió suicidarse esperando que la Virgen de Guadalupe “le hiciera el milagro” de revivirla y de reunir nuevamente a su familia, tal como lo había visto en un Capítulo del Programa “La Rosa de Guadalupe”.
Con todo esto, nos queda claro que los chavitos están desprotegidos frente al televisor, tanto por los adultos como por las Autoridades, y que se viola el interés superior de la niñez, que es el de velar por su sano desarrollo, inculcándole valores que le permitan crecer con estabilidad, amor y confianza.
Así que ahora, ante la pregunta de ¿puedo ver televisión?, antes de dar un sí, revisemos lo que se oferta, veamos juntos lo elegido y critiquemos lo que está mal, para formar conciencias rectas y personas de bien.

Los ángeles de la Tierra

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José Fermín

Espero que la mayoría de los que lean este escrito hayan captado de buenas a primeras de qué ángeles estoy hablando, pues como bien dice el dicho: los padres son ángeles en la Tierra.
Difícilmente conseguirás a una persona que esté en desacuerdo con esta sentencia. Y es que, si los Ángeles son criaturas de Dios, nada más cercano al Amor Divino que el que profesan una madre y un padre.
La madre enseña, cuida, protege, corrige, se sacrifica y ayuda incondicionalmente. Hay quien dice que un hombre malvado podría asesinar a su padre, pero sólo un monstruo podría hacer daño a su madre.
Esto tiene una razón muy sencilla, y para explicarla partiremos de dos premisas muy simples e irrefutables: los padres tienen el instinto natural de proteger y cuidar a sus hijos, y las mujeres están conectadas de una manera mucho más sensible con su ser persona. Por eso, antropológicamente, las mujeres son más capaces de alcanzar las bondades más profundas del ser humano (y los vicios más terribles, pero eso es otro tema) que un hombre.
Por ello es que el padre es el que te enseña a construir una mesa, y una madre te enseña a hacer un comedor; tu padre te muestra cómo cambiar una llanta, y una madre a nunca cambiar tu esencia; un papá te explica cómo funciona el mundo, y una mamá te dice cómo tú eres su mundo.
Un padre es vital para poder salir al mundo y sobrevivir, y una madre es lo único que te enseñará a hacer de esa supervivencia vida, a realmente tener sensibilidad hacia esos detalles hermosos que sólo descubren las mujeres que son madres.
Ninguna madre o padre es perfecto, y algunos quizá estén muy alejados de serlo; pero nadie puede desempeñar el amor mejor que ellos.
Los padres son ángeles en la Tierra, porque nadie mejor que ellos, en este mundo de incertidumbre y conflictos, representa mejor el Amor de Dios.

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