Tras la implementación del Protocolo Alba por parte de las Autoridades Estatales, el Arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, admitió que estrategias como ésta son necesarias, aunque el respeto a las mujeres se inculca desde el hogar.
Monserrat Ayala Razo
El Arzobispo Metropolitano, Cardenal José Francisco Robles, se pronunció a favor de acciones para erradicar la violencia de género, luego de la implementación del Protocolo Alba por las Autoridades Estatales el domingo 10 de abril.
Durante su encuentro semanal con los Medios de Comunicación, el purpurado destacó la importancia que estrategias como ésta revisten para la Sociedad; sin embargo, resaltó que tanto la prevención de la violencia como el respeto hacia las mujeres se inculcan desde la familia misma.
“Se trata de un fenómeno triste, muy grave, que como Sociedad debemos prevenir de alguna manera, y estar atentos (…) Es grave y preocupante lo que está pasando con las mujeres, sobre todo con las adolescentes y jovencitas (…) Se sabe de antemano por qué son desaparecidas, precisamente para la trata de mujeres”.
También hizo un llamado a la población para adoptar las medidas necesarias de carácter individual, y a las Autoridades para implementar las acciones correspondientes a fin de brindar la seguridad indispensable a la ciudadanía en general.
“Es cosa de educación, de prevención, de intervención seria de las Autoridades (…) Debemos tener mucho cuidado de que esta cultura contra las mujeres, la violencia específicamente contra las mujeres, crezca en cualquier ámbito”.
Cabe indicar que el Protocolo Alba forma parte de la Alerta de Violencia de Género, emitida hace dos meses por el Gobierno de Estado, y consiste en iniciar la búsqueda inmediata de niñas, mujeres y adolescentes en el mismo momento en que se reporten como desaparecidas, sin necesidad de esperar más tiempo.
AMOR EN LA FAMILIA
Respecto a la reciente publicación, por parte del Papa Francisco, de la Exhortación Apostólica postsinodal Amoris laetitia, el también Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano aseguró que sería imposible reducir un Documento tan importante y esperado por parte de la Iglesia sólo al tema de las personas separadas y vueltas a casar.
“Es un Documento que sintetiza todo el trabajo de la Iglesia Universal realizado en dos Sínodos, uno Extraordinario y uno Ordinario (en los que, por cierto, participó activamente nuestro Pastor Diocesano); un Documento muy esperado, pero no se reduce y no se simplifica sólo en este tema. A veces, movidos por esta premura, nos da la tentación de irnos a lo que está dicho sobre esto, lo que se diga sobre los divorciados vueltos a casar, o el tema de los homosexuales, y no se entiende esto si no se contextualiza todo el conjunto del Documento”.
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