jueves, 7 de abril de 2016

El perdón en el matrimonio

Don de pocosenamorados-charca

María Teresa González Maciel

En ocasiones, cuando la pareja emprende su camino marital, no le da tanta importancia a esta herramienta del perdón, que es esencial. Imaginan que su amor será suficiente para tocar eternamente su melodía esponsal.
Sin embargo, más pronto que tarde, surgen las ofensas que erosionan, lastiman, dañan al ser amado; acciones que son producto de la fragilidad que conlleva todo ser humano. En algunos casos, se perdonan fácilmente, sin afectar la marcha de la relación, sin afectar su tema musical.
Pero hay ofensas mayores de agresión, daño psicológico, moral, emocional, físico. Ante estos agravios, la respuesta natural es de ira, defensa, odio, venganza, impotencia, desesperación; y los sentimientos se convierten en resentimientos; es decir, en veneno para la persona ofendida.

BÁLSAMO SEGURO
Ante este panorama, hay un Maestro, un “Director de orquesta” que puede ayudarnos a sacar nuestros propios recursos y a tocar esa melodía extraordinaria del perdón.
Además, conviene recordar que el perdón no es un beneficio sólo para el agresor, sino principalmente para la persona ofendida, pues decide no atarse a las cadenas, a la prisión que lo ligan con su agresor y le quitan libertad, paz, incluso salud mental, física, emocional (manifestada en angustia, depresión, ansiedad).
¿Quién puede ayudarnos a interpretar con éxito esta complicada melodía del perdón? El mejor Maestro tiene en su esencia el Amor, el Perdón, la Misericordia sin límites, ya que es Todopoderoso, Infinito, Eterno. Es el único capaz de sacar de cada uno, si nos disponemos, lo mejor de nosotros. Logra hacer surgir esa grandeza del ser humano, tanto en el ofendido como en el ofensor. Sólo Él puede transformarlo todo, ya que sabe hacer nuevas todas las cosas.
Dejemos nuestra terquedad, nuestra dureza y permitamos que Jesús imprima su sello. Sigamos sus instrucciones para marcar la dinámica, la velocidad, el tono, el ritmo, el compás, el volumen, los cambios de intensidad que logren la armonía y éxito de esta gran obra.
Preparémonos para entrar en esta obra musical.

*Por parte del ofendido:
Seguir la instrucción de separar la ofensa del ofensor, rescatando así la dignidad y grandeza que tiene como ser humano.
Imitar al Maestro, otorgando un perdón gratuito, teniendo en cuenta que a nosotros como personas nos implica voluntad y esfuerzo.
El Maestro también nos pide reconocer, trabajar y superar los propios sentimientos negativos. Renunciar al deseo de venganza, que provocaría una lucha interminable en la que se cambia constantemente el papel de agresor-agredido, siguiendo una espiral interminable en la que la pareja termina dañándose continuamente y afectando el núcleo familiar.
El Maestro nos pide y nos otorga, como don, la capacidad de Amor, de Misericordia. La posibilidad de ir mas allá de lo que el otro merece, implica un corazón nuevo y el poder brindar al compañero (a) la opción de cambiar al sentirse amado.
El Maestro también nos pide empatía, con el fin de suavizar la melodía. Ponerse en el lugar del otro y hacer lo que te gustaría que hiciera tu esposo (a) si estuvieras en su lugar.
Una instrucción en la base de la melodía es la Humildad para no hacer sentir mal al otro con posturas de superioridad. Por el contrario, nos lleva a tomar conciencia de la propia fragilidad.

*Por parte del agresor:
Si el agresor tiene una conducta narcisista, egocéntrica, cerrada al cambio, no hay mucho qué hacer.
Sin embargo, el comportamiento del agresor puede facilitar la belleza y armonía de la obra, puesto que puede colaborar a reconstruir la relación.
El agresor está invitado a repasar la partitura; es decir, a reconocer su culpa y a manifestar su dolor y arrepentimiento por haber causado daño.
Siguiendo las instrucciones del Maestro, buscará el equilibrio, asumiendo su responsabilidad y compromiso, pidiendo un sentido perdón y ofreciendo acciones concretas para no repetir la ofensa y reparar el daño causado. El Maestro le dice que cada persona tiene sus tiempos para restablecer la relación, y que es necesario respetarlos.
Todo esto suaviza la postura del ofendido. Muchas veces escuchamos la insinuación de buscar ayuda espiritual o psicoterapéutica. También, que reflexionemos en los acontecimientos pasados y saquemos las enseñanzas para continuar en una armonía sana y dinámica.

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