lunes, 25 de abril de 2016

También hay “Gemelos” en el Seminario

Un llamado por partida doble
También en el Seminario hay “gemelos”

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José Alejandro y Juan José Amador, oriundos de Ocotlán, son dos hermanos mellizos que cursan el último año de la Facultad de Filosofía en el Seminario Mayor. Se trata de un caso realmente excepcional en la historia de las vocaciones al sacerdocio.

Francisco Javier Flores de la Torre,
3º de Filosofía

La vocación es el llamado que Dios hace oír al hombre al que ha escogido y al que destina una misión específica. No sabemos en qué se basa ni qué es lo que le importa: si es rico o pobre, si tiene hermanos o padres. Dios convoca a los que Él quiere, sin importar raza, pueblo o nación; conoce los corazones y no le atiende a sus limitaciones. Ve en ellos un sentimiento profundo de conversión, ansiosos de amar y desvivirse por su Reino.

CASOS DE EXCEPCIÓN
El llamado es un misterio, y un ejemplo de esto lo tenemos en José Alejandro Amador Cafuentes y su gemelo Juan José.
Si han escuchado hablar de dos hermanos que no se hablan, no se frecuentan y se caen mal, éste no es el caso. Desde su infancia, estos famosos “Dídimos” han crecido uno al lado del otro; fueron acólitos de su Parroquia, la de San José, en Ocotlán, Jalisco; convivieron en el mismo equipo de futbol y también fueron cómplices de las miles de travesuras, típicas de todo muchacho. Por partida doble en su caso, siendo que al comienzo del embarazo de su madre lo que el Doctor dijo es que venía un solo bebé, nacieron el 30 de diciembre de 1992, hijos del señor Juan José Amador Ortega y de la señora Maricela Cafuentes Villarruel. Aparte de los “cuates”, este matrimonio dio al mundo a dos mujeres: Miriam Guadalupe, la primogénita, y Alondra Berenice, la pequeña de la familia.
A pesar de la resistencia inicial del papá, juntos también entraron al Seminario Diocesano Menor Auxiliar de La Barca. Podríamos pensar que su decisión fue por cierta dependencia, pero Juan José dice: “Cuando ingresé al Seminario, no lo hice por mi hermano; yo respondí a Dios porque comencé a enamorarme de Él y me llamaba mucho la atención que el Sacerdote deja todo, niega su vida por el simple hecho de responder al llamado que un día Dios le hizo”.
A su vez, José Alejandro refiere: “Mi llamado comenzó desde que caí en la cuenta de que tenía que cambiar de vida; sentía que la gente no veía en mí esperanza de superación. Mi sentimiento de conversión me impulsó a abandonar actitudes negativas que me orillaban a dejar de confiar en mí y en las demás personas”.

PROCESO GRADUAL
El llamado que escucharon de lo Alto dio inicio por la formación espiritual que el señor Cura Pedro Breceda Romo, quien en su tiempo era Vicario Parroquial, les había brindado. Cuentan los “gemelos” que “su amigo Pedrito”, desde que eran acólitos, los guiaba y alentaba a seguir por el buen camino. Estaban por terminar Sexto de Primaria cuando decidieron experimentar un Preseminario. A los dos les encantó la convivencia fraterna que se vivía dentro del Seminario, la oración y la formación humana que a diario se practica.
Después de un camino marcado por las aventuras, pero también por el crecimiento y la superación personal, hoy están por terminar sus estudios en la Facultad de Filosofía, y en el Seminario Mayor de Guadalajara son conocidos como “los Cuates”. Al principio, hubo quienes batallaban para distinguirlos, al grado de tener que aprenderse cada día cómo iban vestidos.
Igualmente, como suele acaecer entre los mellizos, su forma de ser también es contrastante: mientras que José Alejandro es más reflexivo y dado a expresarse, Juan José tiende a ser más impulsivo, pero más reservado. Ambos están convencidos de que no hay camino mejor que seguir al Señor, y encuentran su felicidad sirviendo a los demás, luchando por hacer la Voluntad de Dios y, sobre todo, llevando a cabo el Mandato del Amor, lo cual se refleja en sus vidas. Por eso gozan del cariño y sincero aprecio de todo el Grupo, que dondequiera que esté representado (Selección de Futbol, Coro, Teatro o cualquier Comisión), de seguro ahí anda metido al menos uno de los “Cuates”.

COROLARIO
El llamado de Dios es concreto, único y personal. Así llamó Dios a Jeremías, a San Pedro, al Papa Francisco, a nuestro Arzobispo el Cardenal José Francisco Robles, y a estos dos hermanos, con la única finalidad de darles a conocer la misión específica que les tenía preparada. Está por demás decir que tanto José Alejandro como Juan José tuvieron un llamado específico e individual, a pesar de haber estado juntos nueve meses en el vientre de su madre, de ser acólitos de su Parroquia, de convivir en el mismo equipo de futbol y de haber respondido al llamado de Dios al mismo tiempo. …Tener un amigo en el Seminario, es fundamental; tener un hermano en el Seminario, es más que suficiente.

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