viernes, 22 de abril de 2016

A Miguel de Cervantes Saavedra

(El Cide Hamete Benengeli del Quijote) En los 400 años de su muerte

el quijo por doré

Dr. Juan Bernardo Guzmán Serratos

¡Ha sonado la hora de los cuatro siglos!. El tiempo de ponerle una guirnalda al verso y a la prosa, de abrirle el paso con las quillas de la gloria a las letras que navegan sonoras e inmortales.
Una oración de metáforas que asciendan del pecho a la memoria, como un proyectil que se dilate en tu recuerdo, Miguel de Cervantes o Alonso Quijano; son el mismo.
Has andado los caminos que se tragan tu figura de huesos cabalgando, y las páginas fulgentes de renglones que esculpiste con la hidalga profusión de tu sintaxis.
Hace cuatro siglos que pararon los circuitos que la tinta convirtiera en prosa, estrofas de virtudes hiperbóreas y servicios de nobleza. Transmitiste en tus lenguajes híbridos de lanza y yelmo, de lucha y cristianismo, la fresca medianoche de Castilla, y al morir, la eternidad de un cielo conquistado, para estampar, por los siglos que nos lleguen, el amor a la heredad terrestre y el anhelo de alcanzar la Gloria.
Forjador de la Lengua española bautizada que nos hace hermanos, retumbante y llena de filosas cortaduras; suave como linfa de cálices florales; ancha como madre de infinitos vástagos, nutriendo las Patrias que se abrazan en el mismo idioma.
Cervantes, recibe en esta hora la mayor de las virtudes que tú mismo proclamaste: la gratitud. La gratitud de unos hermanos que recuerdan tu rostro de…. alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no há veinte años que fueron de oro…
Y tienen la certeza de que tu espíritu y tu brazo, desde la Casa del Creador, nos siguen
…¡enderezando entuertos y desfaciendo agravios !
¡Vale!

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