jueves, 12 de mayo de 2016

¡Ven a reinar, Espíritu de Amor!

Maino Pentecostés, 1620-1625

Pbro. José Luis González Santoscoy

Hoy mi corazón se llena de júbilo por dos grandes motivos: soy ordenado Sacerdote para siempre por la imposición de manos de mi Arzobispo, el Cardenal José Francisco Robles Ortega, y porque celebramos la Fiesta del Espíritu Santo. Después de la Ascensión, los Apóstoles se encontraban reunidos con la Virgen María. Tenían miedo de salir a predicar, cuando de repente se escuchó un fuerte viento, y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos, y quedaron llenos del Espíritu Santo.
Ese día, el Espíritu de Dios llenó de fuerza a los Apóstoles para la Gran Misión, y ahí dio comienzo la Iglesia como tal. Hoy descubramos ese poder infundido para emprender nuestra vida cristiana en plenitud. He aquí cuatro obras que imprime en los creyentes la Tercera Persona de la Santísima Trinidad:
1. Imparte luz: Nos abre el entendimiento, nos ayuda a comprender el porqué de las cosas que nos suceden. Nos ilumina para discernir; es decir, nos guía y conduce por donde mejor nos conviene.
2. Ayuda a combatir el pecado: Nos colma de fortaleza para superar las dificultades con paciencia y valor. Y esta robustez para luchar, irá haciendo que nuestro corazón de piedra se convierta en un corazón de carne.
3. Nos instruye en la Verdad: Se nos da como un “cierto olfato espiritual”, el cual nos facilita aclarar los sentimientos inquietos, y nos alienta a inclinarnos por lo que más nos conviene.
4. Otorga energía para dar testimonio: A los Apóstoles les quitó el miedo y los armó de vigor para la predicación auténtica.
Nunca lo olvides: el Espíritu Santo es el encargado de hacernos santos. Ábrele tu corazón y permítele que actúe dentro de ti.
@PadreJoseLuisGS

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