jueves, 19 de mayo de 2016

La verdadera espiritualidad se concretiza en la caridad

Cardenal José Francisco Robles Ortega,
Arzobispo de Guadalajara

Hermanas y hermanos en Cristo:
Es fundamental que se asuma, se viva y se fomente la espiritualidad en todo lo que proyectemos y en todo lo que hagamos. Para nosotros, bautizados, la espiritualidad consiste en tener, en nosotros, el mismo espíritu de Jesucristo. El Bautismo nos injertó en Cristo y, por eso, comenzamos a ser hijos de Dios y discípulos de Jesús.
La espiritualidad consiste en que el mismo Espíritu del Señor nos anime en lo que somos, en lo que hacemos, por lo que la espiritualidad nos garantiza una identidad.
No somos sólo profesionistas y voluntarios, sino discípulos de Jesús; tenemos el mismo espíritu, que nos anima a hacer todo con amor, con solidaridad, con justicia, con espíritu de fraternidad; con todo lo que implica precisamente tener el espíritu de Cristo.
Nos da, pues, identidad. La espiritualidad es como el alma en el cuerpo; un cuerpo sin alma se decreta muerto. Entonces, la espiritualidad es en nosotros y en lo que hacemos, como el alma de toda institución cristiana. Nos da mística, fortaleza, ánimo -sobre todo- ante adversidades. La espiritualidad nos lleva a no doblegarnos.
La Fe nos hace, incluso, perdonar, porque cuando no hay perdón, se abriga el odio, el deseo de venganza, y eso desgasta, frena, desvía las energías que necesitamos para salir adelante. Perdonar no quiere decir que olvidemos las cosas y ya. Puede significar también luchar por la claridad.
La espiritualidad nos encuentra, en el Año de la Misericordia, como una fortaleza natural. El Papa Francisco nos invita a experimentar la Misericordia de Dios, especialmente a ser agentes de Misericordia. Y, para que esto no quede en el aire, nos propone las Obras de Misericordia materiales. Que esta virtud no quede como un hermoso sentimiento, sino que se aterrice en obras concretas. Para que nuestro compromiso cristiano,de fe, nuestra identidad de discípulos de Cristo, aterrice, es necesario que trabajemos en el campo concreto de promoción a los más necesitados.
Aquí quiero hacer una fusión: a veces, pensamos que la espiritualidad solamente tenemos que vivirla los Sacerdotes, los Consagrados. No; debe ser laical y sacerdotal. Es decir, todos tenemos la necesidad de nutrir nuestra espiritualidad. En este aspecto, aunque hay Sacerdotes trabajando su compromiso social, ojalá cada vez se fuera promoviendo más la presencia y el compromiso laical.
Son muchas las necesidades que existen, muchísimas, por lo que siempre hay que darle proyección a los recursos disponibles, viendo otros campos que pudieran ser atendidos. Que no nos gane el criterio de conservar, aumentar y acumular, porque la Caridad no conlleva a eso; es recibir y dar.

Yo los bendigo en el Nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.

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