jueves, 5 de mayo de 2016

Un buen Sacerdote terminó su camino

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A los 95 años de edad y 65 de Sacerdocio, el Padre Gabriel Velázquez, Formador de los Seminarios de Guadalajara y de San Juan de los Lagos, y después Canónigo de esa Basílica mariana, falleció en el Rancho El Refugio, de Colotlán, Jal., su tierra natal.

Pbro. Óscar Maldonado Villalpando

Entresacado y elegido en forma providencial, por la hora histórica en aquel lugar predestinado, donde la sacudida cristera llenó de susto el horizonte y a la vez provocó la entrega fiel de los creyentes, así fue como Dios labró esta vocación del joven Gabriel Velázquez Miramontes. Él nació en El Refugio, de Colotlán, Jalisco, el 6 de agosto de 1920. Su vida llegó a la meta este domingo 1º de mayo de 2016, allá mismo donde Dios lo sembró en esta tierra para una gran Misión.
De seis años de edad, bien se dio cuenta de la hora suprema en que San Cristóbal Magallanes Jara y San Agustín Caloca Cortés fueron ejecutados en Colotlán, la mañana del 25 de mayo del 27, en el desesperado intento de sofocar el rechazo a la violación de la Libertad de Fe.
Comenzó sus estudios en su tierra, y en 1938 ingresó al Seminario Diocesano Auxiliar de Totatiche, fundado hace 100 años por San Cristóbal. Luego de tres años de latines, llegó a Guadalajara. Estaba aún al frente como Rector, Don Salvador Rodríguez Camberos, de ingente dimensión humana y sacerdotal. Luego recibió el ejemplo y sabiduría de Don José Salazar López como Rector, quien luego sería el séptimo Arzobispo de Guadalajara y tercer Cardenal mexicano.

EL SACERDOCIO Y LA VIRGEN MARÍA
1950 es un año bien significativo para la Provincia de Occidente, pues desde la Santa Sede se anunció la Declaración Dogmática de La Asunción de la Virgen al Cielo, a cargo del Santo Padre Pío XII, y la fecha señalada fue el 1º de noviembre. La Arquidiócesis de Guadalajara se unió a la Celebración con la fresca y jubilosa ofrenda de un buen grupo de jóvenes que ese mismo día recibirían el Sacerdocio Ministerial, y ahí estaban Gabriel Velázquez y compañeros. “Qué hermosa mañana de perfumes de santo crisma, con cantos de júbilo y de gloria en la Catedral Metropolitana”. Los consagró el Arzobispo Don José Garibi Rivera. El revuelo de las campanas llegó a todos los rincones de la Arquidiócesis de Guadalajara y de México.

EN EL EQUIPO DE FORMADORES
Porque fue un gran alumno en sus estudios, su disciplina y su formación espiritual, el nuevo Padre Gabriel recibió la delicada encomienda de dirigir la Escuela Apostólica, paso previo al Seminario, en “la Atenas de Jalisco”: Lagos de Moreno. Durante dos y medio años ejerció en forma excelente su faena, y por eso lo llamaron para que se hiciera cargo de la Casa de su primer Seminario, en Totatiche.
No se quedó con las manos ociosas, en aquella casona aledaña al Santuario de Guadalupe, frente al Templo de la Virgen del Rosario, singular Patrona de la Parroquia, donde cifró sus anhelos el Santo Párroco Magallanes y sus sucesores, entre ellos los jóvenes Sacerdotes José Garibi y José Pilar Quezada (luego primer Obispo de Acapulco), y Teodoro Ríos Cárdenas. Transformó las instalaciones haciendo de ellas un lugar digno para los aspirantes. Fueron cinco años de Formador, y luego nombrado Párroco del lugar por otros cinco años. Trabajó en forma incansable procurando el bien espiritual y material del pueblo. El puente al costado del Seminario fue de su manufactura, siguiendo esa tradición benefactora como San Cristóbal, quien construyó allá la Presa de La Candelaria.
Al cabo de esa tarea, fue nombrado Párroco en Degollado, Jalisco, en 1963, donde, de igual forma, ejerció el servicio espiritual y la obra social, junto con las Autoridades, para arreglar las calles, hacer pozos profundos para la población, y la promoción de una colonia con mil viviendas para las familias necesitadas.

UNA NUEVA DIÓCESIS EN 1972
Estando allá, sonó la hora de una gran innovación en nuestra Arquidiócesis de Guadalajara. Se nombró para San Juan de los Lagos al Señor Obispo-Arzobispo Don Francisco Javier Nuño Guerrero, quien a la par de su toma de posesión nombró a Don Gabriel Velázquez como el Rector Fundador del Nuevo Seminario de San Juan de los Lagos el 6 de julio de 1972. Una admirable labor espiritual y de obra material, en la Casa de la Tercera Orden reunió a los dispersos en Guadalajara, y empezó construyendo la nueva y hermosa Casa, por la entrada de Aguascalientes y Lagos.
Luego fue elegido el 4 de septiembre de 1976 para Canónigo en el Cabildo de la Catedral Basílica. Allí, a las plantas de la dulce Virgencita de San Juan, siguió siendo celoso Padre Espiritual de mucha gente y fiel servidor de tan Alta Señora:

“Por tu pura Concepción y pureza sin igual, cúbrenos con tu manto, Madre mía de San Juan”.

Él fue, con otros venerables Sacerdotes, el cimiento de la nueva Diócesis. Sobreviven: Gabriel Hernández Hernández, Jorge Elías Chávez González, Clemente Castañeda Rivera, y tantos otros que han ido marchando al regazo del Padre Celestial.
En el tiempo de su formación, recibió encomiendas delicadas: un año fue Coadjutor o ayudante del Padre Prefecto, con un Grupo muy especial; fue en vacaciones en Mazamitla, cuando el alumno Juan Sandoval Íñiguez y varios más fueron comisionados para ordeñar las vacas que los rancheros prestaban para el sustento de los Seminaristas; vacas que estaban en el campo, pues no era tiempo de suplementos alimenticios como hoy, y esos alumnos tenían que madrugar y, por tanto, se les asignó un dormitorio especial para que no molestaran a los demás. Igual fue con los Sacristanes, pero los ordeñadores eran duros, y los Sacristanes, finos por su encomienda. Los rudos dieron en recolectar tejocotes, y en la noche los lanzaban a los alumnos que tildaban de sucios a los campesinos. Era tal la guerra, que la noticia llegó a Don Gabriel, la autoridad inmediata, que quiso sorprender in fraganti a los infractores del orden. Pero, cuando Don Gabriel irrumpió en la noche, le cayó encima un tremendo bombardeo de tejocotes.
Por su alegría, su espíritu positivo y su aspecto, le decían a Don Gabriel “El Chapetes”, con respeto. Vino a ser un fruto admirable de la formación del Seminario de Guadalajara. Él llevó a la nueva Diócesis y al nuevo Seminario los valores históricos de esta gran Institución Diocesana. Cuando cumplió la edad canónica de jubilación (75 años), siguió sirviendo a la Virgen de San Juan y a los devotos peregrinos; y cuando sus fuerzas se vieron notablemente mermadas, se fue a su tierra natal, El Refugio, y allá, a los 95 años, fue llamado por el Señor como el siervo fiel y prudente.

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