jueves, 26 de mayo de 2016

Cantemos al Amor de los amores

Adoración pública JHA

Daniel León Cueva

Oculto y expuesto. Discreto y esplendente. En recóndito y humilde sagrario o en enjoyada Custodia. Así se manifiesta Jesús en la Eucaristía; en ese simbólico Misterio del que la Fe nos instruye que se trata de la real presencia de Nuestro Señor Jesucristo, en la Hostia Consagrada, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
Santo Tomás de Aquino lo expresó y explicó en filigrana de lenguaje altamente teológico y de literatura fina. El Catecismo se encarga de definirlo con firmes conceptos…
Sin embargo, para el común de los fieles, y a través de los siglos, el Santísimo Sacramento forma parte de su arraigada creencia, sin necesidad de desentrañar profundas verdades del Dogma. Se integra a sus esenciales devociones desde aquella inicial y límpida experiencia infantil de la Primera Comunión.
Por eso la piedad popular sabe también refugiarse ante el solitario silencio del tabernáculo para balbucir íntimas plegarias, al igual que formar procesiones o salir a la calle a cantar himnos, lanzar vivas y proclamar alabanzas… “La Patria se arrodilla al pasar Jesucristo Redentor”, la Hostia-Sol del Amor que para nosotros brilla.

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