jueves, 19 de mayo de 2016

Justicia denegada en 23 años

A 276 meses… como si nada
¿En qué quedó el caso Posadas?

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Ésta es la pregunta que, con frecuencia, me hacen muchas personas, porque saben que, como Arzobispo sucesor, me comprometí en el esclarecimiento del homicidio del Sr. Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido el 24 de mayo de 1993, hace 23 años, en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional “Libertador Miguel Hidalgo”.
Como no tienen información, aunque la hay y se ha publicado, dan a entender, con cierta despreocupación y escepticismo, que no se llegó a nada, y que todo el esfuerzo por aclararlo fue inútil. Por eso, quiero resumir en cinco puntos el resultado que se logró:
1.- El primer logro es que hay información suficiente contenida, para el público en general, en tres libros que se fueron escribiendo sucesivamente por mis Abogados, conforme avanzaban las investigaciones. Se titulan: “Sangre de mayo”; “La verdad los hará libres”, y “Los chacales”. Este último, por supuesto, el más completo, ha tenido amplia difusión y fue presentado en Roma, traducido al italiano.
Para las indagaciones de los investigadores actuales y futuros, están los archivos, fruto de las entrevistas y de las declaraciones ministeriales debidamente protocolizadas, distribuidos en varias copias: los tiene la Procuraduría General de la República, PGR; la Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano, CEM; la Nunciatura Apostólica; cada uno de mis Abogados, y yo.
2.- Según estas informaciones, se trató de un crimen de Estado, perpetrado por la Policía Judicial de la Nación, entonces al mando de León Aragón y, seguramente, por orden inmediata del entonces Procurador General de la República, Jorge Carpizo McGrégor, quien, según se supo, fue el encargado de realizar el crimen y encubrirlo. Jorge Carpizo murió en agosto de 2011, de manera imprevista y sospechosa; con él se cortó el hilo de la investigación y, tal vez, la posibilidad de ir más arriba.
3.- Acerca del motivo del crimen. De las averiguaciones resulta que el móvil fue que el Cardenal Posadas Ocampo supo de la implicación de altos políticos con el crimen organizado de estupefacientes y de la prostitución, y fue a la Residencia de Los Pinos a reclamar el daño grande que se estaba haciendo a México. Esto sucedió un mes antes de que fuera asesinado. Yo no descarto, también, que su participación destacada en modificar la Constitución Mexicana para dar reconocimiento jurídico a la Iglesia en 1992 haya influido en el ánimo de los asesinos, como venganza por haberse violado, supuestamente, la laicidad del Estado.
4.- Otro logro muy importante fue limpiar la imagen del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, a quien rumores malévolos en los Medios de Comunicación asociaban con el crimen organizado desde que estuvo como Obispo en Tijuana, sugiriendo que ése pudo haber sido el motivo de su muerte.
En la reunión conclusiva de la Coadyuvancia Tripartita (la PGR, dos Obispos representantes de la CEM, mis Abogados y yo) que se realizó en agosto de 1999, después de haber investigado, juntos, por espacio de dos años, se llegó a varias conclusiones, firmadas de común acuerdo por los integrantes de la Comisión. La primera de ellas fue que el Cardenal Posadas nada tenía qué ver con el crimen organizado, sino que fue un Pastor dedicado a su misión espiritual ¡Saber la verdad y dejar limpia la imagen de un Cardenal de la Iglesia Católica no es poca cosa!
5.- Lo que no se consiguió, porque no le tocaba ni le toca a la Iglesia, sino al Poder Judicial de la Federación, es sentenciar y encarcelar a los culpables. Hasta la fecha, nadie ha sido sentenciado y encarcelado por el incalificable crimen contra el Cardenal Posadas, habiendo para ello suficientes pruebas.
Pero eso no nos corresponde a nosotros que, como discípulos de Cristo, que es misericordioso y perdona, queríamos saber la verdad por amor a la verdad; queríamos saber “quiénes y por qué, siquiera para saber a quién perdonar”. Nunca emprendimos la peligrosa y ardua tarea de investigar para pedir castigo para los culpables, sino para saber la verdad y perdonar.

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