jueves, 5 de mayo de 2016

Lectorado y Acolitado a Seminaristas Teólogos

¡Cada vez más cerca!

ACOLITADO

Antonio de Jesús Rodríguez López,
1° de Teología

Estimados Lectores, estamos ya muy próximos a la Fiesta de Pentecostés, de la que esperamos la efusión, sobre todo en nuestro interior, del Espíritu Santo, que el Hijo, Jesucristo, nos prometió.
Motivo de gran gusto es compartir con ustedes un poco más de las actividades del amado Seminario de Guadalajara, “el corazón de la Diócesis”. Hoy queremos platicar de una Fiesta que, en esta ocasión, se lleva a cabo el domingo 8 de mayo y que coincide con el Domingo de la Ascensión de Nuestro Señor al Cielo. En el Seminario nos regocijamos todos porque algunos de nuestros compañeros reciben el Ministerio del Lectorado, y otros más acogen el Ministerio del Acolitado. Usted se preguntará ¿qué es eso?, ¿qué quiere decir que alguien sea Lector o Acólito? Pues vamos a descubrir un poco acerca de qué significa todo esto.

El Lectorado
Entre los efectos que produce el Bautismo en quien lo recibe, figura el que lo transforma en Sacerdote, Profeta y Rey. Una concretización significativa en la vida cristiana del ser Profeta es cuando el Seminarista se convierte en “mensajero de la Palabra de Dios” a través del Ministerio de Lector.
Se trata del segundo paso importante en el camino hacia el Sacerdocio Ministerial, al cual aspiramos todos los alumnos. El Seminarista que es instituido como Lector es aquel que ha sido elegido para la Proclamación de la Palabra de Dios a la asamblea, sobre todo en los actos litúrgicos. Para recibir el Lectorado es necesario procurar ser un adecuado receptor de la Palabra de Dios, para luego ser proclamador de la misma en la Asamblea Litúrgica; desarrollar la docilidad al Espíritu Santo al recibir y anunciar la Palabra de Dios, para ser penetrado y transformado plenamente por ella; meditar asiduamente y con diligencia la Palabra de Dios para ir creciendo en el afecto hacia ella.
Ser consciente de la responsabilidad adquirida en el oficio que se le confía y, con empeño, poner los medios aptos para conseguir cada día un suave y vivo amor a la Sagrada Escritura, y así llegar a ser el perfecto discípulo del Señor; anunciar el Mensaje con fidelidad y solicitud a sus hermanos para que sea más viva y eficaz en el corazón de los hombres; educar en la Fe y preparar, para recibir los Sacramentos, a los niños, a los jóvenes y a los adultos; llevar también el Mensaje de la Salvación a quienes aún no lo conocen, cooperando así para que todos los hombres conozcan, amen y sigan a Dios, además de un conocimiento más profundo de la Palabra de Dios. Y, lo más importante, una vivencia de la Palabra de Dios; es decir, que el Seminarista demuestre con su vida las enseñanzas de la Palabra que predica.
¿Suena difícil?, pues lo más importante es que el Seminarista, en su relación con la Palabra de Dios, vaya asemejándose cada vez más a Jesús Maestro y Pastor para el servicio que, en unos años más, desempeñará como Pastor del Pueblo de Dios.

El Acolitado
A una con el anterior, el Ministerio del Acolitado hace al Seminarista un servidor del Altar, un Ministro del servicio, sobre todo del servicio a Dios en los actos litúrgicos que se celebran para Gloria de Dios y la santificación de los hombres. La recepción del Ministerio del Acolitado ha de ser consecuencia de que el candidato ha de haber aprendido a “vivir en trato familiar y asiduo con el Padre, por su Hijo Jesucristo, en el Espíritu Santo”. El Seminarista ha de ser un gran amigo de Dios; un amante del sagrario.
Por tanto, para ser admitido en este Ministerio se requiere, entre otras cosas ya mencionadas: una firme voluntad de servir fielmente a Dios y al pueblo cristiano, y algunas dotes peculiares:
1. Actitud de respeto y veneración hacia todo lo sagrado.
2. Actitud cordial de servicio hacia los Presbíteros y Diáconos.
3. Vivir más íntimamente unido y más perfectamente identificado con el Sacrificio del Señor.
4. Procurar ir captando el sentido más íntimo y espiritual de estas acciones.
5. Procurar llevar una vida Eucarística.
La responsabilidad de estos hermanos nuestros es grande, ya que hacen públicamente un compromiso ante Dios, de querer servir a los demás en Dios. Tarea de todo el Pueblo Santo de Dios es pedir por ellos para que sean fieles al compromiso que reciben y se santifiquen ellos también en el Ministerio que desempeñan.

Por último ¿quiénes son nuestros hermanos que reciben estos Ministerios?
Ministerio del Acolitado (9 aprobados)
-Covarrubias Islas Dante Omar, 3° de Teología
-Estrada Aranda Isao Leonardo, 3° Teología.
-Garín Flores Abraham, 3° T.
-Moya Hernández Jesús Emmanuel, 3° Teología.
-Navarro Ureña Luis Alfredo 3° T.
-Rodríguez Flores Diego Eduardo, 4° Teología.
-Silva Martínez Jesús Oswaldo, 3° T.
-Velázquez Rosales Jorge Octavio, 3° Teología.
-Zavala Cano José Guillermo, 3° T.
Ministerio del Lectorado (16 aprobados)
-Carmona Guzmán José de Jesús, 2° de Teología.
-Fuentes González Servando, 2° T.
-García Sánchez Rogelio, 2° T.
-González Arciniega Mario Raudel 2° Teología.
-González Rosas José de Jesús, 2° T.
-Hinojosa Medina Benjamín, 2° T.
-Lira Flores Francisco Leonardo, 2° Teología.
-López Campos Pedro, 2° T.
-Pérez Pelayo Eduardo Francisco,2° Teología.
-Ramírez Domínguez Juan Alberto, 2° Teología.
-Ramírez Yáñez Leonardo Alejandro, 2° T.
-Rivera Castillo Mario César 2° T.
-Rodríguez Flores Hugo Daniel 2° T.
-Sánchez Félix Sergio, 2° T.
-Tovar Arellano Omar, 2° T.
-Zamora Salazar Miguel Ángel, 3° T.

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