jueves, 12 de mayo de 2016

Sacerdotes del Año Santo y de la Amoris laetitia

Para nuestra Arquidiócesis

12376268 10204197118408663 568104282142059307 n

Pbro. Carlos Javier Díaz Vega
Roma, Italia

Un Sacerdote croata, muerto en 1924, escribía: “Siempre nos lamentamos de que hay muy pocos Sacerdotes. No es justo. La verdad es que hay muy pocos Sacerdotes santos”.
A la misma hora del mismo día, pero en distinta latitud, el Papa Francisco ordena 10 nuevos Sacerdotes en la Basílica de San Pedro, en Ciudad del Vaticano, mientras que el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo Metropolitano, ordena a 30 en el Santuario de los Mártires, en el Cerro del Tesoro, en Tlaquepaque.
Nuestra Arquidiócesis de Guadalajara se alegra particularmente en esta Solemnidad de Pentecostés por la Ordenación Sacerdotal de tres decenas de alumnos de su Seminario, semillero de vocaciones.

A SABIENDAS DEL COMPROMISO
El Presbítero es un cristiano y un discípulo; pero, al mismo tiempo, tiene la tarea de guiar a sus hermanos, dejándose inspirar por el Espíritu Santo, para edificar el Cuerpo Místico de Cristo. Son 30 adultos jóvenes que, después de largos años de preparación, conscientización y respuesta generosa, responden con un Sí sostenido a una invitación de Cristo y de la Iglesia: consagrarse a la Misión de Jesús. Los neo Sacerdotes se han preparado para anunciar la Palabra de Dios, celebrando los Sacramentos, dialogando con los hermanos y compartiendo las diversas situaciones de los feligreses.
Bien saben que no son patrones, sino siervos. Y también saben que su ministerio no puede ser capturado ni privatizado, pues la santidad y la santificación son siempre abiertas, siempre libres, siempre amables.

PALABRA DE DIOS Y ORACIÓN
Sin duda alguna, éstas son dos características principales de la vida espiritual de todo buen cristiano. Pero del Presbítero son, además, fuente; es decir, de la relación orante con la Palabra de Dios dependen la vida espiritual, la identidad y la eficacia del ministerio de todo Sacerdote. La Palabra de Dios no se confía a los Sacerdotes, sino que los Sacerdotes se confían a la Palabra de Dios.
La práctica en la escucha de la Palabra de Dios educa al Sacerdote a orar de manera correcta, porque, antes que nada, orar es escuchar. De hecho, “la escucha” es la forma fundamental de la oración cristiana. La Palabra de Dios es viva. Por eso, la oración es un arte que siempre se aprende.

SACRAMENTOS Y HUMANIDAD
Ministerio y Liturgia son inseparables en la vida del Presbítero. Últimamente ha surgido, en la vida del Sacerdote, el grave riesgo del “funcionalismo”, que prevalece sobre la centralidad de la Liturgia. Por ello, debe atenderse con mucha solicitud la preparación próxima a las Celebraciones, la calma al celebrar, la atención, el cuidado y el afecto que pedía y sigue pidiendo la Reforma Litúrgica del Concilio Vaticano II desde finales de 1963. Estos 30 nuevos Sacerdotes saben que son de la Eucaristía y para la Eucaristía. Al celebrarla, ellos santificarán a la Iglesia y se santificarán a sí mismos. La Liturgia es, pues, el corazón del ministerio presbiteral.
Además, todo Clérigo sabe que ministerio y vida humana no se separan ni se contradicen. De ahí que se le demanda madurez humana y madurez cristiana. La Eclesiología de Comunión nos enseña la lógica del caminar juntos en la Historia hacia la Patria Celestial. En la perspectiva de la Comunión que vive La Trinidad Divina, el Amor resulta como la regla de toda actividad eclesial. Por ende, toda acción pastoral brota del Amor de Dios y del Amor a Dios.
Un Presbítero con tantas virtudes humanas es fuente de gozo, gratitud, solidaridad, de trabajo, etc. En cambio, sin un constante crecimiento intelectual, avanzaría a grandes pasos hacia la decadencia espiritual, con consecuencias negativas en la adoración, la predicación y la autoridad moral.

AÑO SANTO Y LA ALEGRÍA DEL AMOR
Los 30 neo Sacerdotes de nuestra Arquidiócesis nos son regalados en el Año Santo de la Misericordia, y con la flamante Exhortación Apostólica Amoris laetitia bajo el brazo. Privilegio de pocos para beneficio de todos. Júbilo, misericordia, perdón, compasión, alegría, amor, espiritualidad matrimonial y familiar… Impregnados de amor a Dios y a sus hermanos, deseamos estos rasgos distintivos para su ser y actuar.
¡Felicidades, Iglesia Católica en Guadalajara. Dios te siga bendiciendo con pueblo santo y santos Sacerdotes!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario