jueves, 5 de mayo de 2016

Fiesta de alegría, esperanza y compromiso

La Ascensión del Señor:

ASCENSION DE JESUS

Diác. José Luis González Santoscoy

Esta gloriosa conmemoración debe llenarnos de fuerzas el corazón para que, al igual que los discípulos, podamos ser testigos del Resucitado. La Ascensión ocurrió 40 días después de la Resurrección; días de espera para que la comunidad se prepare a anunciar a todo el mundo el Mensaje de Jesús. Hoy celebramos el Triunfo pleno de Cristo y, a la vez, el inicio de la Misión por parte de su comunidad.
Cuando sube al Cielo, lo hace bendiciendo a sus discípulos. Esta tarea de ser testigos del Salvador la inician con su Bendición. Ellos no se quedan mirando a lo alto, sino que bajan alegres a la ciudad para emprender su camino misionero. No será una tarea fácil, pero tienen una doble garantía para el fruto de la Misión: la presencia permanente del Resucitado, y la fuerza de lo Alto, que es el Espíritu Santo.
Es una fiesta de alegría porque es ya también nuestro triunfo; de esperanza, porque nos invita a mirar hacia delante y a luchar incansablemente por alcanzar la santidad de vida; de compromiso, porque quiere que cada uno de nosotros, como los discípulos, también seamos testigos de Él. Un testigo tiene la misión de dar testimonio, y para ello debe tener conocimiento. Te invito a que veas, escuches y toques a Jesús para poder ser su testigo. Lo ves y lo descubres a través de sus Escrituras; lo escuchas en el diálogo de la oración. Y lo tocas por medio del encuentro con el más necesitado.
Jesús ya ha cumplido su Misión. Ahora nos toca a cada uno de nosotros. No olvides que lo importante no es ser un erudito, sino un testigo del Señor.

@PadreJoseLuisGS

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