Vivir en la pantalla

Los Diez Mandamientos, para los usuarios de Facebook

Cómo aplicar el Decálogo en la vida virtual de todos los días (PARTE II)

A la pregunta de si estamos seguros de que respetamos el Decálogo en la vida virtual, el Equipo de Redactores de Aleteia.org. inspirándose en un Artículo de EpicPew, confrontó los 10 Mandamientos con los comportamientos y prácticas cotidianas de los usuarios de la Red Social Facebook. Presentamos a ustedes la segunda de dos partes:

6 NO COMETER ACTOS IMPUROS
¿Qué buscas con tu presencia en Facebook?; ¿quieres sólo estar en contacto con tus amigos de escuela?; ¿pasar el rato viendo videos ‘chistosos’?; ¿usas Facebook para trabajar, o bien buscas otro tipo de cosas? ¿Has pasado las noches sin dormir, chateando con desconocidos, albergando la esperanza de encender tu corazón?; ¿coqueteas con compañeros o con un ex-novio porque has peleado con tu esposo y quieres huír de la realidad?… Pues ha llegado el momento de controlarte un poco. Deja las “amistades” que te alejan de tu mujer o de tu marido. Construye la fidelidad en tu mente, antes que en tus actos. Y lo mismo aplica para los jóvenes.

7 NO ROBARÁS
No, no eres un vil ratero o hacker. Pero se puede robar en Facebook de otras maneras. Y no Cuentas de Bancos o secretos. Se puede robar mucho más fácilmente: basta con pasar el tiempo en Facebook, en lugar de trabajar o de estudiar. Sencillo, ¿no? Pues si en este momento tienes cosas qué hacer, deja el smartphone. Respeta a quien te da trabajo. Hay empresas cuyas computadoras están preparadas para prohibir el acceso a Facebook. Política empresarial. Porque la productividad baja mucho si el trabajador -en vez de concentrarse en los números, datos y módulos varios- pasa el tiempo en juegos o chats o videos. Peor si se roba el tiempo para estar con los hijos.

8 NO DIRÁS FALSO TESTIMONIO
¿Te gusta hacer comentarios mordaces sobre alguien, aunque no sabes nada del tema que se habla?; ¿te gusta chismear en grupos privados de Facebook, pensando que nadie te ve? Cuando debes gestionar una conversación incómoda, ¿prefieres enfrentarte exponiendo tus ideas o bien escribiendo ríos de mentiras para confundir al interlocutor?
Pon mucha atención también a los contenidos que publicas en tu perfil. Es muy fácil ser cómplice de la difusión de noticias inventadas, pero debes saber que, a veces, es incluso más fácil comprobar la veracidad de lo que leemos. ¡No hace falta mucho! Haz las investigaciones necesarias antes de difundir a los cuatro vientos el “tema del siglo”. Probablemente descubrirás que lo que te dicen que pienses es ligeramente distinto de la realidad.
“Persigue la verdad, pero desconfía de quienes dicen haberla encontrado”, decía Tertuliano. Quizás era un poco excesivo, pero en tus interacciones virtuales atente a lo que es cierto y verificable. Los daños potenciales de una mentira (o de una media verdad) pueden ser devastadores.

9 NO DESEARÁS LA MUJER DE OTRO
Aquí hay poco que decir. Basta una pregunta: ¿usas Facebook para hacer cambiar los sentimientos de la mujer de tu amigo? En caso afirmativo, tienes que dejarlo. Internet es un instrumento potentísimo, que permite a personas alejadas hablar como si estuviesen cerca. Usa este instrumento de modo apropiado, y nada hagas que no quieres que te hagan a ti (o a tu esposo/a, novio/a).

10 NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS
¿Has visto qué bonito carro ha comprado éste? Maravilloso. Pero, ¿estás seguro de que lo necesitas tú? Si crees que es sólo un capricho, no pierdas tiempo mortificándote con esa foto (probablemente no es tan veloz como él dice). Si, en cambio, realmente necesitas un carro nuevo… trabaja y reza para conseguirlo, pero no te dejes llevar por la envidia.
Si lo que haces en Facebook es indagar en las vidas de los demás para sentir autocompasión y envidiar lo que no tienes, estás usando las Redes Sociales de forma equivocada. Un consejo, que miles de personas antes que yo han dado a miles de millones de seres humanos: concéntrate en lo que tienes, y sé agradecido. La gratitud tiene poder curativo, si es sincera. En cambio, la envidia o la avaricia, malas consejeras.

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