jueves, 23 de junio de 2016

EDITORIAL

El Norte de Jalisco, árido y fecundo

Allá hay mucha historia que le sigue hablando al presente. No son Capitales o Centros Culturales donde abunden las Universidades o los Centros Políticos… Son terruños yermos, lejanos, en donde personajes pueblerinos, Cronistas de casta familiar, Maestros y Sacerdotes han hecho Historia desde lugares difíciles, para alimentarse en una esperanza mutua.
Es el Norte del Estado: una región de tierras áridas, con algunos manchones de bosque, huizacheras y nopales. Rica en canteras a las que el ingenio de sus habitantes les ha sacado esbeltas formas y adornos seculares. Construyen desde hogares, Santuarios, hasta la sencillez de una cerca vecinal. Allá, los Programas de Gobierno a fondo son olvido; surgen y se presumen nada más como estrategia electorera. A los pueblos les han quedado dos alternativas: el vigor de su vida familiar, y el trabajo y formación, nacidos desde la Pastoral de Parroquia.
Allá, la emigración al “otro Norte” es una fuente que no para. Lo son también las actividades de escarbar con dolor las tierras para esperar frutos magros; incluso aventurarse en cultivos dañosos, nada benéficos para la Sociedad. Tradiciones y leyendas las hay muchas, unas para la reflexión y otras para el chascarrillo entre amigos. Hay mujeres hacendosas que han logrado artesanías culinarias; Santos que han mediado por el regreso de los “migrados” para reconstruir hogares y atemperar los vicios.
Una pléyade de personajes, familias enteras, Eclesiásticos, Escritores; hechos históricos singulares que son como eslabones importantes de la Historia Nacional, de allá han surgido en medio de pobreza y olvido. Recién han llegado los brazos largos de las Universidades para ofrecer Educación organizada. Son también ya 100 años de fundado el Seminario Menor Auxiliar de Totatiche, en donde muchos se han formado; varios notables entre ellos.
En el Norte de Jalisco hay demasiadas huellas donde se retrata el sufrimiento; pero, al mismo tiempo, singulares mujeres y hombres que han aportado respuestas en situaciones difíciles. Fueron famosas las “faenas” comunitarias organizadas por el Cura, hoy Santo de la Iglesia Universal, San Cristóbal Magallanes Jara. Allá construyeron comunitariamente un puente que significó prosperidad en aquellas épocas; puente que es signo de sus luchas una y otra vez repetidas.
Recordamos a los seis últimos Arzobispos de la Arquidiócesis, desde inicios del siglo pasado: Francisco Orozco y Jiménez, José Garibi Rivera, José Salazar López, Juan Jesús Posadas Ocampo, Juan Sandoval Íñiguez y el Pastor actual, José Francisco Robles Ortega, quienes en sus programadas Visitas Pastorales han alentado el desarrollo integral con especial esmero.
Es necesario hacer presente la Historia, la tradición, las cosas de antes, para que un pueblo tenga futuro. Y la mejor herramienta es el trabajo, labores organizadas, Educación, promoción, en donde, por siglos, los “Padrecitos” de aquellos lares incluyeron los temas sociales como eje central de su Pastoral. En aquella comarca, entre Jalisco y Zacatecas, convergen distintas Diócesis, pero en donde el trabajo pastoral y las acciones de los Gobiernos deben de respetar su idoneidad y favorecer un progreso amplio, a partir de las familias.

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