jueves, 23 de junio de 2016

Invitación a detectar, asumir y atender las periferias existenciales

Punto de Partida de la IV Asamblea

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Vicaría de Pastoral

¿QUÉ ENTENDEMOS POR PERIFERIAS EXISTENCIALES?
En el magisterio del Papa Francisco, “las periferias existenciales son los lugares en donde hay sufrimiento, sangre derramada, ceguera que desea ver; donde hay cautivos de tantos malos patrones”[1]. “Son los lugares habitados por todos aquellos que son marcados por la pobreza física e intelectual”[2]. “Son los lugares donde está quien parece más lejano, más indiferente”[3]; “donde Dios no existe”[4]. “Son las periferias que tienen necesidad de la Luz del Evangelio”[5].
También, en su reciente visita a México, el Patriarca Universal de la Iglesia alude a las periferias existenciales al hacer mención de los grandes y graves desafíos que enfrenta el país (inseguridad, violencia, corrupción, pobreza, narcotráfico, migración, desintegración familiar), a los cuales urge dar una respuesta desde el Evangelio a través de un Proyecto “serio y cualificado” de Pastoral, que involucre a todas las fuerzas vivas de las comunidades. Y nuestra Iglesia Diocesana no puede ser ajena a esta exigencia.
Las “periferias existenciales” son, pues, situaciones o realidades lacerantes en que personas, grupos y comunidades viven en la exclusión o en el ‘descarte’, como desecho de la Sociedad.
El Documento de Aparecida, resumen conclusivo de la Asamblea de Obispos Latinoamericanos en 2007 en Brasil, ubica algunas periferias existenciales: Migrantes, víctimas de la violencia, desplazados, refugiados, secuestrados, desaparecidos, víctimas del tráfico de personas, enfermos con VIH, drogadictos, personas mayores, desempleados, niños y mujeres víctimas de la prostitución, pornografía, jornaleros, campesinos, indígenas, personas en situación de calle…y aun los excluidos por el analfabetismo tecnológico y los alejados de la influencia del Evangelio… (DA 402). (Cfr. Documento de Puebla No. 31-39).

EXPERIENCIA DE PERIFERIA EXISTENCIAL (MC. 6,34-44)
Andaban Como ovejas sin pastor… en despoblado y ya muy tarde…
El Evangelista San Marcos, sin entrar en muchos detalles, ubica el relato del Milagro de la multiplicación de los panes, en un lugar despoblado, en el atardecer y, como actitud de las gentes, la dispersión: “como ovejas sin pastor”. Geográficamente, están fuera de la Ciudad; temporalmente, en el ocaso; y socialmente, en crisis. Podríamos pensar, con el Papa Francisco, que se trata de una experiencia de periferia existencial.
Ésta viene a ser cualquier situación en la que falta satisfacer alguna necesidad humana fundamental; estar fuera de los márgenes del centro de poder económico, político, social, religioso, cultural, etc. Hay quienes sufren porque no alcanzan los mínimos de subsistencia, pero también hay quienes, teniendo satisfechas todas sus necesidades básicas de alimentación, salud, vivienda, vestido, educación y cultura, experimentan un profundo sinsentido de la vida, una tristeza deprimente o un hedonismo adictivo. Toda aquella persona que no goza de la alegría vivificante del Evangelio está, de alguna forma, en la marginalidad o marginación; es decir, en periferia existencial.

El relato del Milagro de la multiplicación de los panes ciertamente parte de una necesidad concreta que es universal: el hambre-penuria y del deseo antropológico de saciedad. No obstante, en nuestras circunstancias actuales, la penuria se agudiza por la reducción antropológica de la cultura liberal-capitalista, que considera a la persona sólo como objeto de compra-venta, con precio, pero no con valor-dignidad.
Su Santidad advierte que, si no revertimos estas tendencias inhumanas, en unos años estaremos sufriendo un caos social sin precedentes, junto a fenómenos naturales incontrolables, producto de una mala gestión de las relaciones humanas y del medio ambiente, por la misma lógica del mercado (Cfr. LS, 61).
Éste es el punto en que, como Iglesia Diocesana, vemos nuestra realidad con esta mirada de Jesús.

[1] Misa Crismal, 28 de marzo de 2013.
[2] Asamblea Diocesana de Roma, 17 de junio de 2013.
[3] Homilía en la Jornada Mundial de la Juventud, 28 de julio de 2013.
[4] Visita Pastoral en Asís, Encuentro con el Clero y los Religiosos, 4 de octubre de 2013.
[5] Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, 20.

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