jueves, 14 de julio de 2016

Un Santo de nuestro tiempo y el Santo de lo ordinario

San José María Escrivá

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María Dolores García de Luquín

El 26 de junio se celebra la Fiesta de San José María Escrivá de Balaguer, un Santo que vio lo que Dios le pedía el 2 de octubre de 1928. ¿Qué vio?: a personas de toda raza y nación, de todas las culturas y mentalidades, buscando y encontrando a Dios en su vida ordinaria, en su familia, en su trabajo, en su descanso, con sus amistades y conocidos.
Personas con el ansia de vivir en Cristo, de dejarse transformar por Él, de luchar por su santidad en medio de sus ocupaciones habituales: en el campo, en la fábrica, en la oficina o en el despacho; en todas las profesiones honradas de la Tierra.
Vio personas que se esforzarían por santificar su trabajo, por santificarse en el trabajo y por santificar a los demás con su trabajo; que lucharían por cristianizar su ambiente con el calor de su cercanía con Cristo, esforzándose por ponerlo en la cumbre de toda actividad humana.
Vio un camino de santidad y de apostolado para servir a la Iglesia, como ella quiere ser servida.
Dios quiso abrir un panorama de vocación, en medio de la calle, para su Iglesia.
Miles de personas han deseado seguir este camino hacia la santidad en medio del mundo y dentro de sus ocupaciones ordinarias, sin hacer cosas rara; sólo ofreciendo el día a Nuestro Señor, viviendo en Gracia (Confesión y Comunión frecuentes), y haciendo los deberes con la mayor perfección posible.

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