Comienza una hermosa etapa en la vida cristiana

Hacia la Puerta Santa

El Pastor de nuestra Arquidiócesis visitó ese poblado ribereño para recordar, a los presentes de la Comunidad, la Misión que Cristo nos dejó, de seguir su obra llena de Misericordia hacia nuestro prójimo.

Dulce Natalia Romero Cruz

Ajijic, en la Parroquia de San Andrés, recibió la visita del Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, para administrar el Sacramento de la Confirmación a 102 adolescentes y jóvenes, repartidos en dos Ceremonias Eucarísticas.
Durante la Homilía recordó que Jesucristo anuncia la venida del Espíritu Santo (ES) que enviará su Padre; palabras que se cumplen el día de Pentecostés.
“Esa promesa la cumple en nosotros con el Bautismo, en el que comenzamos a ser hijos de Dios; en la Confirmación, se nos da una presencia plena y total del ES, para cumplir una misión. Cuando Cristo dijo: ‘Recibirán al Espíritu Santo y serán mis testigos’, en este Sacramento nos da esta nueva presencia para que seamos en la vida los continuadores de su obra que inició en la Tierra”.

Un nuevo comienzo
Dejó muy en claro que “el día de nuestra Confirmación no termina nuestra formación cristiana, sino que comienza una nueva etapa en el seguimiento de Cristo, de mayor compromiso”.
A los padres de los confirmandos también les advirtió: “Deben ser conscientes de que esto no termina, porque al creerlo, acaban con la Fe. Y, sin ella, no hay interés ni compromiso. El seguimiento de Cristo es para toda la vida. Si queremos una nueva Sociedad, una familia fuerte, tenemos que atender a los adolescentes y jóvenes, ponerles atención, cuidarlos y cultivarles buenos valores”.
Dos encomiendas dejó a los padrinos: dar ejemplo y dar domingo, es decir, velar por que sus ahijados asistan a Misa todos los domingos.
Por su parte, el señor Cura Javier Orozco García, quien tiene dos años al frente de la Comunidad, agradeció la visita del Cardenal, que “llena de esperanza a los fieles”. El Prelado reconoció el gran trabajo que ha hecho en San Andrés el Párroco, y le recordó que, como Cura, debe tener la voluntad de atender a la Comunidad, pero también ha de tener la correspondencia y corresponsabilidad de toda su gente.