jueves, 14 de julio de 2016

La indiferencia nos condena a que el Mal se empodere

Cardenal José Francisco Robles Ortega,
Arzobispo de Guadalajara

Hermanas y hermanos:

Jesús nos dice que lo único que puede salvarnos es la cercanía. Dios se hizo uno de nosotros para estar cerca. En Cristo, ha compartido nuestras alegrías, penas y tristezas, e incluso lo que más rechazamos y tememos: la muerte.
Dios se hizo nuestro prójimo para compadecerse de nuestros males. Nos salva haciéndose íntimamente cercano. No podemos disculparnos de no conocer a Dios argumentando que Él está lejos. Lo que nos salva es descubrir la cercanía de Dios, presente en nuestra mente y en nuestro corazón.
Esto que Dios hace, quiere que también lo practiquemos con los demás. Estamos llamados a hacernos cercanos a todos, sin distinción, especialmente a los que más sufren. Sólo así podemos ofrecer una palabra de aliento o de alivio; construir la Paz y buscar el Bien para todos. Nuestra vocación no es la indiferencia, sino la cercanía, la atención a lo que necesitan y sufren los demás.
Un ejemplo de cercanía debe ser la Familia, la Institución más importante en la vida. Pero se ha hecho vulnerable, ¡y se le puede hacer tanto daño! Nos hemos ido alejando, cada vez más, unos de los otros, aunque vivamos bajo el mismo techo y compartamos los mismos acontecimientos. Nos hemos hecho lejanos, indiferentes, apáticos y, a veces, hasta divididos y enfrentados unos con otros.
Así de vulnerable, a la Familia le pueden penetrar todos los males de quien quiere hacerlos, afectando esta Institución fundamental de un verdadero humanismo, indispensable para la Paz y el progreso de un Pueblo.
Los más vulnerables en el daño a las Familias son los más jóvenes. Hay quienes les enseñan que eso de ser hombre y mujer ya no se usa, sino que cada quien elija lo que quiera ser, aunque su organismo le marque el género al que pertenece. Si es genéticamente un hombre, si quiere, puede ser y actuar como mujer, y viceversa. De esta forma, también, se debilita el futuro de la Familia, el futuro de la Sociedad.
Cristo nos dice que lo único que puede salvarnos es la cercanía, el interés, la preocupación, la solidaridad por los demás, como lo hizo Él.
A la Virgen de Zapopan, que visitó el Lago de Chapala, para que solicitemos su intercesión por un buen temporal, le pedimos:
Que nos alcance la Gracia de no ser indiferentes a las necesidades de los demás. Que renovemos las relaciones familiares. Que le demos espacio amplio a convivir. Que sepamos escuchar qué le aqueja a cada uno de los integrantes de la Familia. Que logremos suspender por momentos considerables el teléfono celular, cuando nos aleja. Sólo la conversación directa, el diálogo amoroso en el seno de la Familia, nos abre al mundo de los demás.
Que nos haga cercanos, unos de otros, respetándonos, ayudándonos, perdonándonos, para que podamos construir una verdadera Sociedad. Que dejemos la indiferencia que nos condena a que el Mal se empodere más en la vida. Nos haga cercanos a la Obra de la Creación para darnos cuenta cuánto daño le hemos hecho a elementos indispensables para la vida, como el agua y el viento, y tomemos medidas correctivas.

Yo los bendigo en el Nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo.

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