Hacia la Puerta Santa
Pues sois de nuestro consuelo el medio más poderoso, sed nuestro amparo amoroso, Madre del Dios del Carmelo.
Pbro. Óscar Maldonado Villalpando
Nos ha tocado ir en peregrinación a la Catedral con motivo del Año Santo de la Misericordia, y resultó muy emotivo que el Templo haya desvanecido sus paredes y se haya vaciado hacia las calles. Un caudal de católicos del día a día colmó el arroyo de las céntricas avenidas de la Ciudad vigente, actualísima,
En la mañana aún incipiente del sábado 16 de julio, con la devoción entrañable de la Virgen del Monte Carmelo, se fueron congregando las personas venidas del rumbo por donde el Sol sale: Decanatos de San Pedrito y de Tonalá.
En un principio, fue un grupo pequeño a las puertas del Templo de Santa María de Gracia. Parecían extraños, quizá temerosos porque en la Plaza de la Liberación se desarrollaban manifestaciones muy absorbentes. En ese regazo que va de la Catedral al Teatro Degollado, se gestaba la Manifestación de los Maestros. El puñado de católicos parecía insignificante, pero antes de las 12 del día, la multitud había crecido en forma impresionante: los Sacerdotes con sus santas vestiduras; los acólitos, muy blancos, azules y rojos, según el uniforme de su Parroquia; las banderas y estandartes, dando razón del asunto. Los rostros de las personas que viven asiduamente su Fe, hicieron familiar el entorno.
Con aplomo, formaron las filas y atravesaron la gran explanada cantando al Señor, desdoblando su Fe, dando testimonio del nombre cristiano. Y cruzamos la Puerta Santa lucrando la Indulgencia de la Gracia del Señor. Presidió la Misa el Decano de San Pedrito, señor Cura Ángel Zepeda Guzmán, Párroco del Señor de los Milagros. Hubo muchas Confesiones. La gran Casa de la Fe, con sus 10 colosales estribos y columnas, dio cobijo a esta parte de nuestra Iglesia, que quiere estrechar la comunión y vivir la sinodalidad del caminar juntos.
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