jueves, 14 de julio de 2016

EDITORIAL

Un “mea culpa” por las familias

No es de ayer que la familia sea atacada con embates de Gobiernos, corporativos ideológicos, doctrinas filosóficas amañadas, mientras se van produciendo, también, desmoronamientos internos de toda especie, provocados por la amoralidad de padres, madres e hijos. Recién el Papa Francisco, como Pastor de la Iglesia Universal, ha llamado la atención al mundo sobre esta Institución social, la familia, en razón de sus riesgos y resquebrajamientos inducidos.
Narra el Libro del Génesis que, después de que Dios creó la primera pareja y los juntó en la ceremonia muy simple del primer matrimonio, había perfecta armonía, compañerismo, alegría. Adán tenía una mujer con quien expresarse, tener comunión, y los dos ejercían la primacía en toda la Creación. Eva tenía a su marido para protegerla, proveerla y asistirla. Todo estaba bien, por el momento.
La perfección no duró mucho, pues una serpiente andaba suelta. Desde el principio, pues, tuvo ataques la familia. La astucia del inicio, hasta el presente no para, y ahora concretada en artimañas e instrumentos jurídicos que quieren trastocarla desde diferentes trincheras. Desde el origen de la Creación se han gestado los desafíos a Dios y las acechanzas a sus creaturas.
En el primer asalto registrado contra la Humanidad, el espíritu del Mal trató de revertir el modelo de Dios sobre el matrimonio; instigó el argumento del engaño para destruir la armonía. Hoy, las argucias parecen “contundentes”: es “la felicidad” lo que importa, y cualquier camino y precio son recursos válidos para lograrla.
“En la familia, ustedes comparten tantos momentos inolvidables…” comentó el Santo Padre; es encuentro crucial de la felicidad, pero la filosofía truculenta de la elección indistinta de género quiere destruir siglos de Historia.
La Palabra de nuestro Pastor, el Cardenal José Francisco Robles Ortega, ha advertido con puntual claridad y exigencia evangélica: “…Quieren confundirnos respecto de la Institución del Matrimonio y de la misión y la autenticidad de la familia… hay que trabajar y estar alertas para que no nos confundan… trabajando por la Luz de la Verdad.
“Hasta en tiempos de bonanza se sabe que todas las familias tienen crisis, falta el amor, falta la alegría. Es urgente reflexionar que el amor auténtico nos lo da Jesús”.
Durante su pasada visita a Estados Unidos, cuando sostuvo su encuentro con las familias, el Sumo Pontífice mostró las preocupaciones que se suscitan a nivel internacional y reconoció las naturales limitaciones: “Todos sabemos que no existe la familia perfecta… Existimos nosotros, los pecadores”.
Han resurgido corrientes filosóficas, la ideología de género y la agresividad contra la institución familiar. Se pretende destruir la convicción de que es la familia el seno espiritual donde se fomentan las creencias y las costumbres. El Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, a su vez, resumió en estas mismas páginas: “…Se nace hombre o mujer; lo demás es perversión”. Sería grave pecado social que los creyentes se sintieran o fueran omisos en aportar soluciones ante esta andanada de despropósitos.

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