viernes, 20 de septiembre de 2013

La Sagrada Familia

Teresita de Jesús Navarro García


Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis de Guadalajara


sagrada familia-770661Si hubo una familia perfecta en la Tierra fue la de Jesús, María y José. En ellos encontramos ejemplo de muchas virtudes. La Familia de Jesús es el modelo a seguir para todas las demás, aunque quizá me dirán: “Ah, pero Él era Dios y sus padres eran Santos”, pero ese no es pretexto para dejar de imitarlos, y les diré por qué, después de que lean este pasaje bíblico sobre la familia de Jesús:

“Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la Fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la Fiesta de la Pascua, pues así había de ser. Al terminar los días de la Fiesta regresaron, pero el Niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. Seguros de que estaba con la caravana de vuelta, caminaron todo un día. Después se pusieron a buscarlo entre sus parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en su búsqueda. Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los Maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas.


“Sus padres se emocionaron mucho al verlo, y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira que tu padre y yo hemos estado muy angustiados buscándote. Y Él les contesto: ¿Por qué me buscaban? ¿No saben que Yo debo ocuparme de las cosas de mi Padre? Pero ellos no comprendieron esta respuesta. Jesús, entonces, regresó con ellos, llegando a Nazareth. Posteriormente siguió obedeciéndoles, y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lc 2, 41,52).


Como puede verse, la Familia de Jesús también vivió dificultades como las que existen en numerosos hogares: pobreza, persecución, exilio, dolor, y en esta ocasión, la angustia de no encontrar a su hijo extraviado, pues la Familia de Jesucristo, tan humana, sentía lo que puede expermentar cualquier familia.

La familia de “El Gran rebelde”

Jesús, estando en su etapa de adolescencia y juventud, era un chico normal, gozaba de “libertad”; tanta, que sus papás no se dieron cuenta de su ausencia durante todo un día de camino; pero Jesús era responsable, y su momentáneo alejamiento obedecía a que estaba afianzando su personalidad al departir sobre cosas de Dios con los Doctores de la Ley.

Probablemente tú, joven, estés pensando: Si Jesús gozaba de libertad, ¿por qué a mí no me la dan mis padres? Y a eso te contestaré: Ah, pero es que, a diferencia de Él, tú no usas esa libertad para perderte en el Templo, sino para hacerlo en las fiestas o en los antros; para irte “de pinta” o quién sabe a dónde, aunque espero que no sea así. Y si lo es, desde hoy te aconsejo que comiences a vivir la santa rebeldía de Jesús, a utilizar tu libertad para el Bien, para acudir a reunirte con los Grupos Juveniles de tu Parroquia a realizar labores pastorales, por más que, de seguro, ahí no se imaginarán tus padres que estarás cuando te pierdas.

“El Gran rebelde fue, antes que nada, un Obediente” (José Luis Martin Descalzo). Con esta frase, quiero invitarte a que no te quedes solamente en el exigir la libertad, sino que también seas obediente a tus padres en todo lo bueno que te manden; Jesús así lo hizo.


Ejemplo de familia

Los padres de Jesús: José y María, se preocuparon por la educación de su Hijo, tanto en la Fe como en cuestiones de la vida cotidiana. Por eso fueron en su búsqueda y lo reprendieron al encontrarlo, porque lo amaban.

La Familia de Jesús es el prototipo y ejemplo de las familias. ¡Claro que se puede imitarla! Basta que cada quien ponga la parte que le corresponde: los padres, educando en los valores y virtudes, amando, corrigiendo a sus hijos y orando con ellos, y éstos, obedeciendo y amando a sus papás. De esta manera, unidos todos, podrán ser como la Sagrada Familia.


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