jueves, 1 de octubre de 2015

¿Cuál es nuestro papel aquí?

Iglesia Católica y Ayotzinapa

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Alejandra Vera Vela

El viernes 26 de septiembre de 2014 desaparecieron (de manera forzada) 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, en el Estado de Guerrero; evento que marcó al país de manera significativa. Y por este acontecimiento, el sábado 26 de septiembre de 2015 se realizó una Marcha en Guadalajara como conmemoración de este trágico día.
Se ha observado que la violencia en nuestro país ha ido aumentando conforme pasan los días, y por esta razón se decidió entrevistar a algunas personas, miembros de la Iglesia Católica, sobre este tema y acerca del papel de los católicos frente a tal realidad.
Se platicó con tres jóvenes, miembros del Grupo ‘Eluzaí’, en la Parroquia de Nuestra Señora de las Victorias, cuyos nombres son: Alfredo Zárate Buenrostro, José Iván Cortés Estrada y Edith Ángel (todos de 21 años de edad). También se entrevistó a Elsa María Manríquez Zambrano (55 años), madre de un feligrés de la mencionada Parroquia.
Se les preguntó si sabían de este acontecimiento, a efectuarse apenas unos días después, y sólo Edith y Elsa estaban al tanto de ello. Alfredo, por su parte, comentó: “Había escuchado algo, […] que algo iban a organizar, pero hasta ahí”, mientras que José Iván mencionó que no tenía idea de nada de esto.

“Es una responsabilidad, que tenemos como católicos el levantar la voz cuando se está viviendo algún tipo de injusticia, porque tenemos que estar ahí por el bien común y hacer fuerza en comunidad”.
José Iván Cortés

Los puntos de vista
Las personas abordadas también hablaron sobre la asistencia y el sentido de esta Marcha (en el entendido de que las entrevistas se hicieron previamente al evento). Alfredo Zárate decía que “si la gente organiza una marcha de este tipo, significa que es la gente a la que realmente le importa, y está demandando esa seguridad que todo mundo necesita”, mientras que Elsa Manríquez expuso: “Nos toca asistir (a los católicos) porque es una manera de que el Gobierno se dé cuenta de que no estamos conformes con lo que está pasando con nuestros jóvenes. Porque yo soy mamá, y lo entiendo”.
Por su parte, Edith opinaba que la Religión no influye mucho en si una persona va o no a la Marcha. “Siento que es más sensibilización humana. Y si está en ti querer apoyar de alguna forma -en este caso, manifestándose-, estoy a favor de que vayan”.
Se les preguntó a todos, de igual modo, cuál era la actitud y la respuesta de los católicos hoy en día en cuanto a toda esta situación de violencia en el país. “Dormidos”, decía Elsa Manríquez. “Esa es nuestra actitud: dormida. No hablamos; estamos como en silencio. Tal pareciera que no nos interesa, o que sencillamente nos es indiferente. A mí me da tristeza ver la actitud que se ve en los católicos. No nos unimos. Yo me imagino que algo se puede hacer, algo podemos hacer nosotros”.
Cortés, por su parte, opina que sí ha habido acciones por parte de la Iglesia en relación a estos asuntos, como lo han sido Marchas por la Paz, oración y peticiones. Pero también comentó: “Sí podríamos ser un poco más activos al respecto, empezando por uno mismo, que es algo que se nos recalca bastante. Creo que sí hay todavía mucho que se puede hacer”.
También se tocó el punto de cuál es exactamente el papel que nosotros, los católicos, deberíamos adoptar en cuanto a la violencia que, en general, se ha vivido en México últimamente. Zárate mencionaba que “todo es con base en la educación. Si tuviéramos buenas bases y una buena educación, no existiría ese tipo de corrupción en el país. Nosotros tenemos que empezar. Comienza por uno mismo el intentar ser buena persona, y que las futuras generaciones lo vean y también lleguen a ser buenas personas”. Cortés, en cuanto a este punto, opinó que, “en primer lugar, nos toca tener más congruencia de vida y vivir de acuerdo al Evangelio. Y, en segundo lugar, perder el miedo y levantar la voz. Que no te dé miedo por el qué dirán o qué pasará… Por ahí tenemos que empezar”.
Manríquez afirmó que lo mejor que podemos hacer por ellos es unirnos en oración, y manifestó que el apoyarnos en una Marcha, donde podamos demostrar esta unión entre nosotros, es algo concreto que podemos empezar a hacer.

“Si no vas a aportar nada, mejor no digas nada. La conciencia y la ayuda se hacen desde uno mismo, empezando con las personas más cercanas a ti”.
Edith Ángel

Desde el punto de vista personal, los católicos tenemos la responsabilidad de denunciar las injusticias que se viven en general, y es prudente la participación en este tipo de eventos, que tienen como finalidad principal hacer del conocimiento público la inconformidad que se experimenta. Porque últimamente, como mencionaba Manríquez, nuestra actitud hacia esta situación ha sido la de estar dormidos. Hay que dejar el miedo atrás y permitirnos alzar la voz, porque si queremos que un gran cambio suceda, es necesario empezar el cambio en nosotros.

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