Lic. Lupita:
¡Hola!, mi esposa y yo fuimos a Cruzadas Matrimoniales y hemos empezado una nueva vida con Dios en nuestro hogar. Estamos yendo a pláticas en nuestra Parroquia, y tengo una duda que quisiera que me ayudara a resolver. Es referente a la sexualidad en el matrimonio. Dijeron en clase que la Biblia asienta que no se pueden tener relaciones en el tiempo de la menstruación, pero no nos dijeron la cita bíblica, y me pregunto acerca de lo que sí está permitido y lo que no debe darse en estos momentos tan especiales de la intimidad.
César T.
MUY ESTIMADO EN CRISTO, CÉSAR:
Me llena de esperanza conocer tu deseo de agradar a Dios en todos los aspectos de tu vida. En un excelente libro publicado por el Padre Franciscano Ksawery Knotz, que lleva el título Sexo como Dios manda, se nos habla de manera muy actual sobre la moral sexual cristiana.
Es bellísimo darnos cuenta de que Dios mismo está interesado en que la vida sexual en el Matrimonio sea plena y gratificante. El Padre Knotz indica lo siguiente: cuando los esposos comienzan a acariciarse con la intención de llevar a cabo un acto sexual pleno (la eyaculación del semen en los órganos reproductivos de la mujer), entonces cada conducta que tiene como fin la excitación está permitida y es grata a Dios. Durante el acto, los esposos pueden demostrarse amor de todos los modos, pueden brindarse incluso las caricias más rebuscadas. Pueden recurrir a la estimulación manual y oral. No hay indicaciones precisas que definan qué gestos y caricias son permitidas y cuáles no.
Dentro de la Encíclica de Pío XI, Casti Connubii, se nos señaló, en el Punto 60, que existen también, tanto en el matrimonio mismo cuanto en el uso del derecho conyugal, fines secundarios, que son la mutua ayuda, el fomento del amor recíproco y el sosiego de la concupiscencia, cuya consecución no está prohibida en modo alguno a los cónyuges, con tal de que quede a salvo la intrínseca naturaleza del acto y, por consiguiente, su debida ordenación al fin primario.
Dios ha diseñado la sexualidad para amar. Amas cuando quieres que tu mujer se sienta la más deseada y la única a tus ojos. Amas cuando te preocupas porque ella no se sienta usada, sino valorada; cuando estás abierto a la vida.
Para disfrutar plenamente tu relación íntima como hombre, disfruta con ella y para ella.
Basada en las enseñanzas de la Iglesia, podría sugerir las siguientes reglas para el encuentro sexual:
Todo está permitido, siempre que:
1) se refleje la dignidad de las personas;
2) los dos acepten con gusto las caricias y las perciban respetuosas;
3) que el acto finalice con una eyaculación en el interior de la vagina.
Debemos purificar nuestras intenciones y estar abiertos a la vida. La Iglesia nos enseña que los cónyuges han de estar conscientes de que en su amor está presente el Amor de Dios y, por tanto, deben vivir la donación sexual en el respeto de Dios y de su designio de Amor, con fidelidad, honor y generosidad hacia el cónyuge y hacia la vida que puede surgir de su gesto de amor.
Por último, para vivir con plenitud la sexualidad en el Matrimonio, recomiendo ampliamente estudiar los métodos naturales de Planificación Familiar.
Lupita Venegas Leiva / Psicóloga. Facebook: lupitavenegasoficial
No hay comentarios.:
Publicar un comentario