Palabras del Papa en América
“¿Saben por qué me siento? Porque tomé notas de algunos casos que dijo nuestro compañero. Fue una palabra que ‘cayó’ fuerte: ‘soñar’… Un joven que no es capaz de soñar, está clausurado en sí mismo” (Cfr. Papa Francisco, 20-IX-2015).
Escogimos estas palabras iniciales del Papa Francisco en su visita al Centro Cultural ‘Padre Félix Varela’, en La Habana el 20 septiembre, por ser parte de su ‘Discurso improvisado’: “soñar”. Sin embargo, el discurso ‘preparado’ también lo iniciaba con la misma idea: “Doy gracias a Dios por haberme concedido el tener este Encuentro con tantos jóvenes que, con su trabajo, estudio y preparación, están soñando… y también haciendo ya realidad el mañana de Cuba”. ¡Qué perspicacia apostólica del Santo Padre para este Discurso de entrada con los jóvenes, y en Cuba! Y, en esa tónica, continuó: “No sé si en Cuba se usa esa palabra, pero en Argentina sí: No te arrugues, ¿eh? Abrite y soñá. Soñá, que si vos ponés lo mejor de vos, vas a ayudar a que este mundo sea distinto. No se olviden, sueñen”. ¡Vaya mensaje!
I- Ideas punzantes e inquietantes
a) “A veces nos metemos en nuestro mundito”, o “Éste es como yo quiero que sea”, o “No nos encerremos en los ‘conventillos’ de las ideologías o de las religiones”, “Que podamos crecer ante los individualismos”, “Cuando una religión se vuelve ‘conventillo’, pierde lo mejor que tiene: ¡su realidad de adorar y creer en Dios!”.
b) “Corazones abiertos; mentes abiertas”. “Animarnos a hablar de lo que tenemos en común…” “Pero digo ‘hablar…’, no digo ‘pelearnos ni encerrarnos…’”. Y narró un ejemplo sucedido en Buenos Aires, su tierra: “Todos eran distintos, pero todos estaban trabajando en común… por el bien común: el arquitecto judío, el comunista, el católico práctico”.
c) Y cerró firme: “Eso se llama ‘Amistad Social’; sean capaces de crearla”. “Los jóvenes son la esperanza de un pueblo”. “La esperanza es sufrida”. ¡Qué cierre de una ‘improvisación papal’!
II- DISCURSO A LOS JÓVENES PRESOS en El Instituto Correccional ‘Curran-Fromhold’
1° Con tacto psicológico empezó su Discurso, con un “Queridos hermanos y hermanas”. ¿Queridos/as en esa situación…? “Gracias por recibirme y darme la oportunidad de estar con ustedes, compartiendo este momento de sus vidas: un momento difícil, cargado de tensiones. Un momento que sé es doloroso no sólo para ustedes, sino para sus familias”.
2° “He venido como Pastor; pero, sobre todo, como hermano, a compartir su situación y hacerla también mía”. ¡Sentida conmiseración paternal! “He venido a rezar juntos, a presentarle a nuestro Dios lo que nos duele…”
3° Y recordó el Momento de la Última Cena. Cómo a los Apóstoles, aun a San Pedro, les suscitó una reacción: “Jamás permitiré que me laves los pies” (Jo 13, 8). Pero “vivir es caminar; es andar por distintos caminos”. Jesús nos busca, quiere sanar nuestras heridas y nuestros pies de las llagas de andar cargado de soledad. ¡Qué tino pastoral del Santo Padre!
4° El Señor “viene a nuestro encuentro para ‘calzarnos’ de nuevo con la dignidad de los hijos de Dios”. ¡Nos quiere ‘recomponer’! “Todos tenemos necesidad de ser purificados, lavados”.
5° “Quiero animarlos. Sean forjadores de oportunidades; sean forjadores de Caminos: de nuevos senderos”. ¡Vaya ánimo pastoral!
6° “Jesús, Él, es el Camino, la Verdad y la Vida”, que viene a sacarnos de la mentira “de creer que nadie puede cambiar…” “Que la fuerza de su Amor y su Resurrección sea siempre Camino de vida nueva”. ¡“Amén, Señor Jesús. Así sea”, exclamemos nosotros ante esta lección pontificia!
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