lunes, 14 de diciembre de 2015

Nuestra Señora de Guadalupe

Con su silbo lastimero
el cenzontle está llorando.
Sus cuatrocientos sonidos
alegres está guardando.
Por sus venas de colores
las flores están sangrando,
y el verde de los jardines
ha perdido ya su encanto.
Con su montón de arcabuces,
el invasor ha llegado.
Bandoleros y bribones,
subidos en sus caballos,
pisotean la dignidad
de mi pueblo bienamado.
La tristeza, como peste,
cubre todo con su manto
de enfermedad y de muerte,
de obscuridad y de caos.

De repente, en el cerrillo,
una Niña… que ha encontrado
la forma de devolvernos
el don que nos han quitado:
esa vida primorosa
que Dios nos ha regalado…
con su música divina,
aparece entre los pájaros.
Y con su voz, tierna y dulce,
a Juan Diego lo ha llamado
para que lleve las rosas
y se produzca el milagro
de resembrar nueva vida
con grandísimo cuidado,
y renazca la esperanza
de un futuro renovado.

Señora de Guadalupe,
hoy tus hijos mexicanos,
con humilde gratitud,
tu cariño proclamamos.
Nos arroba tu ternura
cuando a Ti nos acercamos.
Niña nuestra, Niña buena,
no nos dejes de tu mano.
¡Que si Tú eres nuestra Madre,
seamos nosotros hermanos!

Pbro. Cándido Ojeda Robles

Madrigal
Graciosa Morenita,
en tu dulce mirar tan inocente,
que revivir el corazón se siente
a la Esperanza, y cúrase la cuita.
¡Veré en la Gloria: apáguense mis ojos!

Pbro. Maximino Pozos Hernández

Basílica Nacional

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