jueves, 17 de diciembre de 2015

En Navidad, nacer de nuevo

Papá-abrazando-a-sus-dos-hijos-con-amor

Querida Lupita:

Estoy cansado de mí mismo. Ha sido un año de fracasos, sin trabajo, con muchas decepciones. Viene la Navidad y quiero desaparecer. Esta vez no tengo nada qué ofrecer y mi orgullo me impide pedir y recibir. En mi casa, mi mujer y mis hijos están decepcionados de mí, y estoy perdiendo toda esperanza. Me he refugiado en el alcohol y sé que no me hace bien; quiero dejarlo, pero no puedo. No tuve un padre que me diera amor y que me hiciera sentir valioso. Necesito ayuda; oriéntame, por favor.

Rodrigo V.

Hermano mío, Rodrigo:
¡No se ha agotado tu esperanza! Dentro de ti hay un resquicio que te da una pequeña luz. Es por eso que me escribes y que has concluido que necesitas ayuda. ¡Puedes nacer de nuevo!
Cada Navidad es una oportunidad para permitir a Cristo nacer en tu propio corazón. Cristo quiere instalarse en él e inspirarte un nuevo nacimiento.
¿Estás seguro de que no tienes nada qué ofrecer? Un hombre cuenta que la mejor Navidad de su vida la vivió al lado de sus secuestradores. Les pidió una Biblia y leyó para ellos la narración del Nacimiento del Niño Dios; se abrazaron y lloraron juntos. ¿Por qué describe este momento como una Navidad feliz?… Es que descubrió lo que en verdad vale… No son las cosas materiales las que nos dan felicidad, sino los valores que comparte nuestro corazón generoso.
A veces, Dios nos libera de cosas para que podamos encontrarnos con Él. Nuestras circunstancias no son las responsables de nuestra felicidad; es nuestra actitud frente a ellas la que nos reporta paz o amargura. Tú puedes elegir tu respuesta en estos momentos de dificultad.
Así lo hizo también Antonine Leiris, un joven esposo francés que publicó su respuesta cristiana para los terroristas de ISIS que asesinaron a su esposa durante los ataques perpetrados recientemente en París. En su carta, decía:
La noche del viernes ustedes robaron la vida de un ser excepcional, el amor de mi vida, la madre de mi hijo, pero ustedes no tendrán mi odio; no les daré el regalo de odiarlos. Ustedes lo están buscando, pero responder al odio con la cólera sería ceder a la misma ignorancia que hace de ustedes lo que ustedes son. Ustedes quieren que yo tenga miedo, que mire a mis conciudadanos con ojos desconfiados, que sacrifique mi libertad por la seguridad. Perdieron. Sigo siendo el mismo de antes. Nosotros somos dos, mi hijo y yo, pero somos más fuertes que todos los ejércitos del mundo.
Antonine eligió perdonar y amar, cuando podría haberse amargado y buscado la venganza incansablemente.
No dudo que tu situación sea muy difícil, pero más que ver las dificultades, enfócate en las posibilidades. Esta Navidad sí puedes dar. No serán cosas materiales, pero puedes regalar reflexiones profundas sobre lo que en verdad importa.
Agradece a tu familia que, pese a todo, sigue a tu lado; ofrécele tu convicción para nacer de nuevo en Jesucristo; haz una buena Confesión General y confía en el Poder de Dios, que es invencible.
Únete a un Grupo de Iglesia… Ahí encontrarás el apoyo y comprensión de otros hermanos tuyos que luchan para ser los hombres que Dios pensó que fueran desde toda la eternidad.
Siempre es posible volver a empezar. ¡Esta Navidad, vamos a nacer de nuevo!

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