sábado, 13 de febrero de 2016

Todavía pinta el betabel en Santa Anita y Toluquilla

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Persiste el arraigo por la tierra

La porfiada tradición de cultivo de hortalizas en los valles de Toluquilla y Santa Anita, del municipio de San Pedro Tlaquepaque, y de otros terrenos agrícolas del centro de Jalisco integrados en la Zona Metropolitana, se mantiene vigente a pesar de la imparable amenaza de la urbanización.
Para muestra, un botón: Tlaquepaque ocupa el segundo lugar, como municipio, en la producción nacional de betabel, sólo superado por Quecholac, en el estado de Puebla, según datos del Sistema de Información Agropecuaria y Pesquera (SIAP), del Gobierno Federal. La producción de betabel en territorio alfarero es determinante para que Jalisco sea el segundo productor nacional, precisamente después de Puebla.

ALGUNAS PECULIARIDADES
El betabel, también conocido con el nombre de “remolacha”, es otro alimento que tiene su origen en la región del Mar Mediterráneo, donde varias culturas lo han tenido muy en cuenta para diversos usos, pues es rico en concentración de almidones y azúcares para la elaboración de edulcorantes. Además, tiene contenido de diversos nutrientes, como magnesio, potasio y otras sustancias antioxidantes.
Gracias al poder de coloración de este alimento, es aprovechado para la elaboración de tinturas naturales, y muy empleado también como materia prima en diversas ensaladas y jugos. Aunque hay que tener cuidado por parte de las personas que requieren de control riguroso en la ingesta de azúcar.
Curiosamente, entre los sucesos interesantes que han ocurrido con el azúcar de la “remolacha”, han llegado a detectarse productos destilados de alcohol a base de esta planta, que se hicieron pasar por tequila. Así ha sucedido en algunos países europeos y en Argentina, según los reportes emitidos en su momento por el Consejo Regulador del Tequila a través de su director, Ramón González Figueroa.

PLAUSIBLE PERSEVERANCIA
El dirigente ejidal de Santa Anita, Gabriel Mariscal Moya, refirió que el hecho de que en su Ejido se cuente con agua de riego (como también acaece en otras comunidades vecinas, por ejemplo López Cotilla y Santa Ana, Tepetitlán), ha propiciado que los sembradores le sigan apostando a la agricultura y que no hayan vendido sus tierras. Así ha pasado en otros lugares cercanos, como Tlajomulco.
Detalló que entre los industriales del centro de Jalisco se maneja un portafolio de productos hortícolas, de modo que se siembran varias hortalizas, como son la col, los rábanos, lechugas, cilantro, cebollas (blanca, morada y cambray), brócoli y coliflor.
Abundó que “los productores le echamos de todo, y para hacer el cambio de cultivo, intercalamos los productos. Ahí le vamos buscando, para no sembrar lo mismo. En los últimos años, en Santa Anita hemos sembrado mucho pasto en rollo para la jardinería, porque esto ha sido muy rentable”.
Mariscal Moya advirtió que a su gremio de productores de hortalizas, al igual que a otros agricultores, les ha traído señales “de mal agüero” el reciente encarecimiento del dólar, ya que los proveedores de semillas les han vendido estos insumos con base en la moneda estadunidense, lo que les acarrea impactos desfavorables.
Por lo mismo, dijo que aún hay pendientes las gestiones necesarias para negociar apoyos oficiales, disponibles para las compras de material vegetativo.

EL DATO
La producción nacional de betabel es de casi 16 mil toneladas (15 mil 962 en 2014). El Estado líder es Puebla.
Jalisco es el segundo productor, con 3 mil 484 toneladas.
El nombre científico del betabel es Beta vulgaris.

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