sábado, 13 de febrero de 2016

¿Cómo acabar con los chismes?

Lupita:

Me han hecho mucho daño con chismes, hasta han intentado destruir mi hogar. Me he dado cuenta de que esas personas tienen muy baja autoestima. He aprendido a no hablar mal de nadie porque he sufrido en carne propia lo destructivo que es la murmuración y cómo se va haciendo grande todo, como en un “teléfono descompuesto”. ¿Qué podemos hacer para acabar con los chismes?

Sandra T.

Querida Sandi:
El antídoto por excelencia para detener el chisme, es no escucharlo. Proponernos, además, practicar la benedicencia (hablar bien de los demás). Por esta virtud, una persona evita hablar mal de los demás. Significa decir bien, o hablar bien de alguien.
Los psicólogos saben que las personas con una vida personal vacía inventan chismes. En la novela clásica El Quijote de la Mancha, Cervantes llega a afirmar que las personas chismosas son aquellas que tiran piedras a los árboles que dan fruto. La benedicencia la puede practicar una persona equilibrada; alguien que se conoce a sí mismo y tiene sanas relaciones con los demás; alguien que ha superado las dificultades emocionales que pudieron afectarle a lo largo de su vida. Quien ejercita la benedicencia posee una sana autoestima, que cultiva sentimientos de bondad y solidaridad.
Se dice que la gente inteligente habla de ideas; la gente común habla de cosas, y la gente mediocre habla de los demás.
Si estás decidida a dejar el chisme, que atenta contra el Quinto Mandamiento, te invito a llevar a cabo estas acciones:
- Conócete a ti misma. Si ves que alguien hace algo bien, felicítalo; si ves que hace algo mal, ¡analízate! Ya no te concentres en ver a los demás; emprende un camino de mirar hacia dentro de ti y supérate. Pregúntate: ¿Por qué hablo mal de esta persona? ¿Necesito pertenecer a este grupo que chismea tanto? ¿Soy capaz de dañar a otro, sólo por quedar bien con algunos? ¿Necesito que esta persona valga menos para sentirme valiosa? ¿Me mueve la envidia, los celos, el resentimiento?
- Confiésate y pide ayuda sobrenatural para vencer esta debilidad. Reconoce que te has prestado a desprestigiar a otro, y humildemente señala al Sacerdote los motivos que has descubierto en lo íntimo de tu corazón. La Gracia Sacramental te dará poder para vencer ahí donde antes no habías conseguido algo.
- Proponte encontrar una cualidad en la persona de la que se está hablando mal, y menciónala en voz alta. Repítete a ti misma que esa cualidad que reconoces en el otro, te gustaría tenerla también.
Pon una imagen de los Sagrados Corazones de Jesús y de María en tu habitación, agrega esta cita evangélica debajo de ella: “Haz a otro lo que quieras que hagan contigo” (Mt. 7, 12). ¿No te gustaría que alguien te defendiera frente a otros que estuviesen hablando mal de ti? Esta sentencia, pronunciada por Jesucristo, ya estaba en el Libro de Tobit en la versión negativa: “No hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti”. Otros autores, como Confucio y Herodoto, la habían recomendado en sus sabias disertaciones. La novedad con Jesús es que la dice de manera positiva. Es decir, que como cristianos, no sólo debemos evitar el Mal, sino hacer el Bien. Que este versículo te recuerde vivamente tu deber de hablar siempre bien de los demás:
“Si lo que has de decir no ha de agradar, lo mejor será callar”.

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