sábado, 13 de febrero de 2016

Pedro el Pescador

Daniel León Cueva
Foto: Salvador Y Maldonado

Las parábolas y demás relatos del Evangelio tienen mucho qué ver con la Naturaleza; con la naturaleza del hombre, y con el hombre y la Naturaleza. Nos hablan de pastoreo, de siembra y de pesca, entrelazando con ello: oficio, idoneidad, destreza, al igual que ilusión, esperanza, reveses, esfuerzo, perseverancia y éxitos.
Cada actividad tiene sus propias reglas, su particular forma de ser y de realizarse, porque son distintas y muy específicas sus peculiaridades en cuanto a los conocimientos, el contexto, el entorno y los elementos.
Jesús habló de ovejas y de rebaños por ser el Buen Pastor, y a la vez el Cordero Inmaculado. Se refirió al cultivo, a la mies, a los granos y las vides porque sembró la semilla del Evangelio, que ha abonado y fructificado todos los días con el Pan de su Cuerpo y el Vino de su Sangre. De su llamado y selección de Apóstoles hizo una depurada pesca, como luego lo sería numerosa de discípulos; como también la había determinado cuantiosa y prodigiosa de peces en el lago.
Por estos días, está entre nosotros el Sucesor de Pedro el Pescador. Es el Papa Francisco, que no ha cesado de remar mar adentro ni de echar las redes. Bienvenido sea a estas aguas mexicanas, a veces procelosas, a veces turbias; pero navegables para un timonel seguro, de probada vocación para la pesca de almas, incluso las “descartadas”.

Pescadores tilapia SMD

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