jueves, 3 de marzo de 2016

La Iglesia no necesita dinero sucio, sino corazones abiertos a Dios

Papa Francisco:

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CIUDAD DEL VATICANO- La Catequesis del Santo Padre Francisco de este miércoles en la Audiencia General trató la figura de Dios Padre, que “ama a sus hijos, los ayuda, los cuida, los perdona.
“Es necesario acercarse a Dios con manos purificadas, evitando el Mal y practicando el Bien y la Justicia”. Y, “como padre, los educa y los corrige cuando se equivocan, favoreciendo su crecimiento en el Bien”, añadió.
En la Plaza de San Pedro, comentó un texto del Profeta Isaías en el que habla de “un padre afectuoso, pero también atento y severo, que se dirige hacia Israel acusándolo de infidelidad y de corrupción, para llevarlo sobre la vía de la justicia.
“Dios, mediante el Profeta, habla al pueblo con la amargura de un Padre decepcionado: ha hecho crecer a sus hijos, y ahora ellos se han revelado contra Él.
“El pueblo no reconoce más a Dios”, pero “Dios deja de hablar del Amor y apela a la conciencia de estos hijos degenerados para que se arrepientan y se dejen amar de nuevo”. Y esto “es lo que hace Dios: viene a nosotros para amarnos.
“La misión educativa de los padres mira a hacerlos crecer en la libertad, a hacerlos responsables, capaces de realizar obras de bien para sí mismos y para los demás”, detalló.

“Donde existe el rechazo de Dios, de su paternidad, no hay más vida posible; la existencia pierde sus raíces; todo aparece pervertido y alienado”.

Sin embargo, “a causa del pecado, la libertad se convierte en una reivindicación de autonomía, y el orgullo lleva a la contraposición y a la ilusión de autosuficiencia”, dijo en la Catequesis.
Ante miles de fieles, el Sucesor de Pedro afirmó que “la consecuencia del pecado es un estado de sufrimiento, del que sufre las consecuencias también el país, devastado y convertido en un desierto, hasta el punto de que Sión se transforma en inhabitable”.
También externó que “la Salvación implica la decisión de escuchar y dejarse convertir, pero permanece siempre como don gratuito”.
Sobre el dinero, volvió a decir que “yo pienso en algunos benefactores de la Iglesia que vienen con sus ofrendas -‘Tome para la Iglesia esta ofrenda’-, es fruto de la sangre de tanta gente explotada, maltratada, esclavizada con el trabajo mal pagado. Yo diré a esta gente: ‘Por favor, llévate tu dinero, quémalo’.
“Es éste el milagro del perdón que Dios, como Padre, quiere donar a su pueblo. La Misericordia de Dios es ofrecida a todos, y estas palabras del Profeta valen también hoy para todos nosotros, llamados a vivir como hijos de Dios” (ACI).

Autoridad Vaticana zanja debate sobre divorciados:
No podemos negociar enseñanza de Cristo

CIUDAD DEL VATICANO- El Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller, zanjó el debate sobre la situación de los divorciados en nueva unión dentro de la Iglesia, y la posibilidad de que comulguen a partir de una propuesta de los Obispos alemanes en el Sínodo de la Familia.
A través de una entrevista concedida al Diario Kölner Stadt-Anzeiger, de Colonia, la Autoridad Vaticana descartó que la Iglesia pueda reinterpretar las enseñanzas de Cristo sobre el Matrimonio.
De igual manera, negó que haya una “batalla” en El Vaticano sobre este tema y explicó que el Cardenal Walter Kasper -quien promueve desde hace varios años la comunión para divorciados en nueva unión- ya se retractó de haber usado una metáfora que sugería tal enfrentamiento.
“No es posible negociar la enseñanza de Jesucristo. Y esta enseñanza es, después de todo: ‘Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre’. Reiteró que, para el Papa Francisco, la situación de los divorciados en nueva unión en la Iglesia no se limita a la comunión, sino que pide su integración en la vida eclesial, “cuyo último paso puede constituir la comunión, después de un proceso de conversión y arrepentimiento si cumplen con pre-requisitos generalmente válidos.
“No es posible un segundo matrimonio o un segundo esposo, mientras viva el anterior, según la interpretación católica de las palabras de Jesús”, indicó el Cardenal Müller, y agregó que “la Iglesia no es capaz de disolver o suspender un matrimonio válido y verdaderamente sacramental” (ACI/EWTN Noticias).

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